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  1. Alma, Corazón, Vida

El Desastre de Annual

El Expediente Picasso: la historia de un hombre honrado

El expediente que recoge los hechos acontecidos en la Comandancia de Melilla en los meses de julio y agosto de 1921: el llamado Desastre de Annual y el abandono de las posiciones

Militares españoles en un blocao en 1921. Foto: Wikipedia

El ojo solo ve lo que la mente está preparada para comprender.

-Henri Bergson (Filósofo y Premio Nobel).

El llamado Desastre de Annual, tuvo en sus momentos más inmediatos, una censura previa en toda la prensa nacional. La conmoción, cuando se comenzó a filtrar la auténtica dimensión de la tragedia (entre 10.000 y 12.500 muertos), una escabechina antológica, dejaría en estado de shock a la nación. Todavía cabalgaba en la memoria del respetable, la pérdida de Cuba, Filipinas, etc. así como la carnicería del Barranco del Lobo (1909), cuando sin todavía recuperarnos del soponcio, veíamos como se diluía el capital histórico de un imperio, que ya senil, arrastraba su memoria de coloso invencible pasando del mito a la cruda realidad. Nada es permanente según el Panta Rei del presocrático Heráclito.

Aquella grandeza que nos hizo sentirnos orgullosos e invulnerables, se había convertido en unas huellas borradas por la arena y el viento de la historia. Como en el famoso poema de P.B. Shelley, Ozymandias, la contundente e inapelable realidad se había impuesto por el desgaste de la desidia, la lacra de la corrupción endémica, la falta de un ejército profesional y bien dotado de las herramientas más avanzadas para ese triste arte tan inevitable en este orfanato ambulante llamado Tierra, la falta de fe necesaria para recuperarse de los golpes recibidos o resiliencia ante las adversidades y sacar conclusiones de ellos, y en muchos casos, lamentablemente, de la incompetencia basada en el ego de algunos altos oficiales que creían estar jugando con soldaditos de plomo.

Algunos generales en vez de aminorar la catástrofe y proceder a una retirada táctica como una maniobra natural y sin desdoro, pensaron que aquello iba a ser un paseo militar. No solo los profesionales de la milicia, sino hasta un mortal con luces suficientes, saben que el alargamiento de líneas (Alemania en el Frente Oriental en la II Guerra Mundial) hace que un ejército quede subordinado a la eficacia de la logística y eso, siempre es una rémora a tener en cuenta. Elongar esas líneas sin subestimar al adversario por muy descalzo que fuera (caso de los franceses en Dien Bien Phu, españoles contra las kabilas rifeñas, norteamericanos en Vietnam, etc.) no va en contra de un principio sagrado, tal que es evitarles sufrimientos innecesarios a los hombres que la nación les ha confiado, y que no solo son instrumentos para alcanzar victorias, sino que hay que cuidarlos cuando las cosas se ponen feas.

Resumiendo: menos testosterona y más neuronas

Lo acontecido fue tan grave que, en las jornadas siguientes, el gobierno impidió a los medios de comunicación hacer referencia al desastre para evitar que cundiera el pánico entre la población.

Los españoles estaban dolidos por la pérdida de las últimas colonias allá por 1898. Lo del Rif había causado una tremenda oposición en el pueblo y muchos muertos en las algaradas y manifestaciones callejeras (Semana Trágica en Barcelona y fuerte represión en Madrid) soliviantando a la población que se sentía ninguneada y engañada por un conglomerado de tramas para las que los ciudadanos (súbditos en aquel momento al igual que hoy) exigieran responsabilidades y una investigación catárquica y reparadora. No en vano, fue la mayor derrota militar de nuestro país en el siglo XX si excluimos la matanza entre hermanos de 1936.

La Batalla de Anual en 1922 en el Rif -Marruecos no existía como tal-, nos llevaría con el tiempo a una pérdida de confianza en nuestros uniformados y en la indolente clase política (nada nuevo bajo el sol), al fin de la monarquía involucrada con algunos calaveras patrias en negocios poco recomendables como venta de armas al enemigo, saqueo de recursos para el buen funcionamiento del ejército y a un catastrofismo que como un manto de niebla fue cayendo sobre el predio nacional. Los procesos de destrucción de un país no llegan de la noche a la mañana y unas cosas llevan a las otras, concatenándose las desgracias.

Los militares africanistas (Millán Astray, Mola, Sanjurjo, Queipo de Llano, Berenguer, Franco, etc.) un selecto grupo que detentaba ascensos por méritos, crearon una división de facto por agravio comparativo con los hombres de la milicia peninsulares, más burocratizados y con menos opciones de ascenso en el escalafón. Con el paso del tiempo se subieron a la parra, comenzaron a lucubrar ideas propias acusando a terceros de la pésima gestión y la corrupción rampante en el estamento militar, sin querer asumir que ellos eran parte de la ecuación. Rápidamente se puso en el punto de mira a la clase política señalando las negligencias cometidas (en parte tenían razón) cuando los responsables últimos en esa competencia de la guerra eran los uniformados. Este estado de cosas con el tiempo devendría en un terrible y devastador brote de violencia que acabaría con la Segunda República. Esto demuestra, que el “efecto mariposa” está ahí agazapado y que las casualidades no son tales. A su vez, es una muestra de que la cocina a fuego lento puede crear ingratas sorpresas cuando no es gestionada por gentes competentes. Estos procesos de apariencia banal sin autocrítica, solo conducen a una repetición cíclica de los mismos errores. Históricamente los imperios suman varios ingredientes en su proceso de decadencia antes de que se genere una implosión. Casi, se podría decir que es hasta un modelo matemático.

Caricatura de Juan Picasso de 1922. (Wikipedia)

El encargado de poner un poco de orden, en aquel acabose de responsabilidades cruzadas, fue el general Juan Picasso, autor del informe del mismo nombre. En este crucial, exhaustivo, meticuloso y determinante informe –por clarificador y veraz- se puso de manifiesto las pésimas condiciones del armamento de forma generalizada, la carencia de entrenamiento de las fuerzas enviadas, el pésimo diseño del avance hacia las fauces del lobo, la falta de sentido común a la hora de crear un plan de repliegue por si hubiera sido necesario, y la indiferencia del generalato situado en Melilla con todo tipo de comodidades, frente a las más básicas carencias de la tropa tales como sandalias de esparto para un terreno pedregoso, 100 balas para cada Máuser, aventurarse en un territorio sin recursos hídricos, y un largo etc. de fallos literalmente garrafales. Era un documento confeccionado por un general íntegro hasta el tuétano que llegó a recibir amenazas de todo tipo incluyendo a su familia. El propio rey estaba involucrado hasta las trancas en los negocios de construcción del ferrocarril para el transporte de hierro – un activo del protectorado-, y los tapones burocráticos y frenazos que sufrió la investigación de este ilustre militar, llegaron a ser escandalosos.

Es una dolorosa falacia, asumir que los oficiales y suboficiales se suicidaban antes que caer en manos de los rifeños. La estadística de suicidios en combate o tiempo de guerra, nunca superó -aunque conste en el informe-, la media de cualquier ejército europeo. Pruebas hay de sobra que demuestran que se combatió en condiciones extremas hasta el último hombre vivo contra aquella turba y asimismo el informe pone de relieve muchos casos de heroísmo fuera de toda duda, incluyendo hasta a los propios aviadores arriesgándose en vuelos rasantes arrojando bloques de hielo, munición y condumio a los sitiados en los blocaos y posiciones de vanguardia. Si es cierto que las rendiciones que se produjeron trajeron resultados atroces por las formas de ensañamiento para con las tropas que se entregaron, pero esto es ya otra historia que escapa al motivo de este artículo.

Hartazgo de la población

A la postre, el hartazgo comprensible de la población ante hechos tan sangrantes, fue teñido por el cinismo del golpe de estado del General Primo de Rivera, que en su discurso a la nación echó la culpa a los políticos, al ¿caos? social y a un gobierno ¡regeneracionista! Había que lavar como fuera el ¿honor mancillado? de Alfonso XIII y evitar la previsible difusión de escabrosos detalles que en el Informe Picasso podían poner los pelos de punta incluso hasta aquellos que llevaban bisoñé.

Como dato curioso, dentro de los entresijos del infierno de las operaciones llevadas a cabo por el despechado general Silvestre, que en todo momento contrarió las órdenes de su superior, el Alto Comisario de España en Marruecos, general Berenguer, bastante más lúcido que su farruco insubordinado; permitió ante los hechos consumados , que el general Silvestre atravesara como si fuera Custer en Little Big Horn, el río Almerkan, acercándose a Alhucemas por las colinas de Annual, verdaderas trampas orográficas para un ejército sin entrenamiento, justamente ahí, les esperaban los Beni-Urriaguel de Abd-el-Krim, que jugaban en casa.

Paradójicamente, aquella derrota iluminó con una brutal intensidad el desastre organizativo del ejército de África, un gigantesco casino donde la corrupción no dejaba de manar como el agua en ebullición incontenible (María Rosa de Madariaga, historiadora, hace un retrato del escandaloso saqueo de la intendencia en Larache). Esa corrupción – no es cuestión de entrar en detalles en el presente artículo-, abría una brecha sangrante entre la tropa, suboficiales y oficiales de primera línea en relación con la alta jefatura de Melilla envuelta en el espeso humo de los puros habanos, coñac y otros detalles bastante escabrosos que el propio General Picasso detalla desgranando asombrado como si estuviera describiendo el olor de un estercolero.

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Hasta el propio teniente coronel Fernando Primo de Rivera, un héroe para quien cualquier alabanza es poca -hermano del futuro golpista y dictador-,pronosticó sin margen de error que la “inmoralidad castrense imperante “era la mayor credencial para una derrota sin paliativos. Días después moriría por gangrena tras liderar los contraataques del mítico regimiento de caballería Alcántara, que de manera prácticamente suicida defendería a la infantería que huía de la atroz carnicería.

Finalmente, en las conclusiones del Expediente Picasso, tremendamente ajustadas a una realidad inaceptable para lo que probablemente sea la referencia más alta de una nación, su ejército; se califica sin medias tintas ni paños calientes la negligente actuación del general Berenguer (Alto Comisario en el protectorado) y del general Navarro caído prisionero en Monte Arruit, objeto de canje y trueque posterior, tras la masacre de toda la tropa una vez rendida (3.000 soldados). Asimismo, tras un riguroso examen, la actitud del general Silvestre en un avance sin soporte logístico se califica de suicida. Hay más, muchos más detalles que “ventila” dicho informe y aspectos que son infumables, aspectos que rozan el escándalo de un ejército en caída libre.

El expediente Picasso

Del informe en cuestión, se derivaban claras responsabilidades penales a tenor de la postura de la fiscalía. El golpe de estado de Primo de Rivera con la anuencia del rey, zanjó la cuestión ad infinitum. Cuando el agua le llegaba al cuello a Alfonso XIII por su innegable intervención en la dirección y control de las operaciones sobre el terreno, lo que podríamos llamar “teledirección” de la guerra en detrimento de otros competentes oficiales que configuraban un mero decorado alrededor de la figura regia y que eran ninguneados por la testa coronada; el Expediente Picasso se enterró en el más sepulcral de los silencios y las cerca de 20 copias desaparecerían con los años. De aquel audaz y comprometido informe para su redactor, hoy solo quedan menos de 300 folios de los cerca de 2.400 que tenía aproximadamente el informe final.

Todavía hoy se recuerdan las cínicas palabras de aquel monarca melifluo, insensible y de bigote atusado, ante la solicitud de rescate (1.000.000 de pesetas) a requerimiento del Abd el Krim por la cabeza de 600 soldados capturados en un barranco, ateridos, extenuados, deshidratados, agotados y hartos de beberse sus propios orines y comer lagartijas,(sic) …”Que cara se paga la carne de gallina”…Aquellos desgraciados habían sido cazados a lazo (no podían pagar la exención de obligatoriedad por no disponer de medios) para ser llevados al matadero africano a defender los intereses económicos del Rey, del Conde de Romanones, de Juan March y de otros innombrables. Huelga decir que, tras la negativa, pasaron a mejor vida.

En este punto, hay que recordar la memoria y la premonición de un ilustre general olvidado bajo la escombrera de aquel desastre que se dirigió directamente al rey para avisarle de la catástrofe por venir. Criticó sin ambages las decisiones tomadas en torno a la cuestión del Rif sin señalar a nadie, pero poniendo el dedo en la llaga. Este estratega gaditano, José Villalba Riquelme, un veterano con callos, luchó en Filipinas, Cuba y el Protectorado. Pero se debe de deducir que era un personaje incómodo para la más alta magistratura del estado.

Los restos del Escuadrón de Caballería de Alcántara. Fue una de las pocas unidades que mantuvieron la disciplina en el desastre de Annual.

Afortunadamente, hoy contamos con un ejército profesional con una alta preparación y alejado de tentaciones tenebrosas. En lo tocante a material e I+D, estamos en ese oneroso bucle de renovarse o morir. Hay que ponerse las pilas a pesar de que el futuro a corto plazo de nuestra nación no tiene buen pronóstico. Los apartados de Defensa, como los de Sanidad, Educación e I+D, serán siempre la mejor carta de presentación y no por este orden, pero el primero de ellos es piedra angular y si no, que se lo pregunten a la anciana cultura tibetana cuando los seguidores de Mao tocaron a su puerta en 1950 y los pillaron recitando mantras.

Si los de arriba y los de abajo, los de derechas e izquierdas hiciéramos un pequeño esfuerzo por arrimarnos levemente para mirar por nuestro país como hicieron los alemanes tras la II Guerra Mundial con Adenauer al mando (diez años después de concluida la guerra Alemania ya era la tercera potencia económica mundial), otro gallo cantaría. Un gran Pacto de Estado con altura de miras que complemente aquel esfuerzo que se hizo hace cuarenta años en Moncloa, podría ser el abracadabra de un futuro digno para quienes fuimos el mayor imperio geográfico de la historia. Solo veo una figura que en este momento pueda serenar y amalgamar los disturbios de este parvulario y liderarnos hacia ese objetivo.

La unidad de España no se bastantea a base hostias, sino que debe de nacer del convencimiento mutualizado de responsabilidades, deberes y obligaciones y con la clara voluntad de no mirar atrás para alimentar más inquinas, ni al vecino, porque tenga más o menos. En el caso de Finlandia -en datos macro-, con la décima parte de población que tiene España, producen casi el doble con una renta per cápita abrumadoramente superior a la nuestra. He visitado esta nación y no he observado en ningún momento envidias, pero si un comportamiento fabril, solidario y de sentimiento nacional envidiable.

En lo tocante a lo militar y en relación con las enseñanzas del pasado, a mi modo de ver, todavía hay margen para reducir sustancialmente efectivos en todos los escalafones e invertir con esos ahorros, en investigación, material de última generación e industria inherente a este estratégico sector. Sin ir más lejos, el ejército inglés tiene un número de efectivos ligeramente superior y es una potencia de magnitud incontestable ¿A qué se debe esta diferencia entre dos estructuras militares tan añejas y con tanto prestigio ante la historia?

En el ranking del poder militar de carácter anual compilado por Global Firepower (obviando el arma atómica por entender que en teoría se invalida a sí misma por las consecuencias que acarrearía su uso), se valoran 50 factores y se asigna un índice de calidad y competencia a 133 países; España está en el puesto número 20 mientras el Reino Unido está en octavo lugar… Hay que ponerse al día y escapar de los anacronismos, pues las costumbres se hacen leyes y no nos podemos permitir un bis de aquel desastre que tanto marcó a varias generaciones de españoles y cuyos ecos aún hoy perduran. También nos podemos preguntar en que nos hemos equivocado para estar donde estamos y por qué no donde deberíamos estar.

España, que karma.

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