Loading...
Comentarios

-

Ha habido un error al recuperar los mensajes
Cargando mensajes...
Ha habido un error al recuperar los mensajes
Es noticia
  1. Alma, Corazón, Vida

un problema neurológico

BIID, el extraño trastorno con el que deseas que te amputen una pierna

Es una enfermedad neurológica con la que el paciente quiere amputarse un miembro sano. Se establece que en la actualidad hay unas 1.000 personas en el mundo con ese problema

Fuente: iStock.

En la impresionante novela 'El hombre que confundió a su mujer con un sombrero', del neurólogo Oliver Sacks, sucede un hecho insólito (entre tantos) pero verdadero: un paciente que se encuentra ingresado en un hospital se despierta horrorizado porque descubre que alguien (quizá un enfermero), le ha metido en la cama mientras dormía una pierna amputada de otra persona. Cuando decide tirarla al suelo, descubre con sorpresa que él mismo se cae con todo su peso. El propio Oliver Sacks le descubre mientras intenta golpearla, asqueado, y le pregunta perplejo: "¿Pero es que acaso no reconoce usted su propia pierna?".

Es un trastorno neurológico lo suficientemente común como para tener un nombre: trastorno de identidad de la integridad corporal o BIID (sigla de Body Integrity Identity Disorder), una enfermedad psiquiátrica que provoca en el individuo afectado un irresistible deseo por amputarse una o más extremidades sanas del cuerpo. En la revista 'Mel Magazine' se habla del caso de una enferma aquejada con el problema llamada Sofi, que desde los 19 años trató de amputarse la pierna de todas las maneras posibles, desde yendo a la vía del tren hasta usando cemento o una escopeta. Aunque Sacks habló de él en su libro en 1985, el nombre de la enfermedad no fue acuñado hasta 2004, por Michael B. Primero, profesor de psiquiatría clínica en la Universidad de Columbia.

Un paciente despierta y descubre asqueado que le han metido una pierna amputada en su cama. En realidad es suya y no la reconoce

'The Guardian' estableció en 2012 que unas 300 personas en el mundo debían estar afectadas por este problema, hoy quizá sean más de 1.000, pero no se conoce la cifra con exactitud. La mayoría de las personas que conviven con este raro trastorno consiguen, finalmente, amputarse el miembro que consideran que no es suyo. Comienza en la infancia y, por algún motivo, el 80% de las personas que lo padecen son hombres. Dentro de la comunidad BIID hay clases: aquellos a los que les atraen sexualmente los miembros amputados (pero no pretenden hacerse ellos mismos ninguna amputación), los 'aspirantes' que desean una amputación propia y los que ya lo han conseguido con éxito.

El nombre 'Trastorno de identidad de la integridad corporal' se buscó, justamente, para distinguirlo de cualquier parafilia sexual. El sexólogo John Money ya había hablado de algo así en el año 77, alegando que las personas que les atraían los miembros amputados se debía, en parte, a que estos les recordaban a falos. Pero no deben confundirse ambos conceptos, las personas que quieren librarse de alguna parte de su cuerpo (no siempre tiene que ser una pierna aunque sea frecuente. Otro ejemplo registrado es Jewel Shupping, que a los 30 años decidió rociarse los ojos para quedarse ciega) no lo hacen por interés sexual, como en el caso de los que sufren apotemnofilia.

Hay clases: a los que les atraen sexualmente las amputaciones, los 'aspirantes' que desean una propia y los que ya lo han conseguido con éxito

De ahí la importancia de separarlo de una parafilia. Los que sufren trastorno de identidad de la integridad corporal quizá no reconocen su miembro como propio, como en el caso del paciente en 'El hombre que confundió a su mujer con un sombrero', quizá su motivación es poseer algún tipo de discapacidad o, comparándolo con aquellas personas que se someten a cirugía estética, pretenden modificar alguna parte de su cuerpo que no les convence. En 2003, participó en el documental Whole, que habla sobre este trastorno.

El código ético de los médicos, como es lógico, no les permite mutilarles un miembro sano, por lo menos en Estados Unidos o Europa. El problema es que en muchas ocasiones los pacientes deciden tomarse 'la justicia por su mano' y son ellos mismos los que acaban amputándose la pierna, arriesgándose a sufrir gangrena y acabar muriendo. Por ello, algunos ya han comenzado a hacerse la moralmente dudosa pregunta: "Para evitar esos desastres, ¿no sería mejor hacerlo en un ambiente estéril con médicos profesionales?".

Para evitar esos desastres (gangrenas y muertes), ¿no sería mejor hacerlo en un ambiente estéril con médicos profesionales?

Otro ejemplo que se ha estudiado y han recogido algunos medios de comunicación es el de Dan, que con 65 años decidió amputarse la pierna después de pasar toda su vida deseándolo. En las entrevistas asegura haber tenido envidia de los amputados desde niño y ya en la adolescencia le atraían sexualmente las mujeres con este problema, (aunque no es un requisito, se casó con una mujer sin amputaciones). Como en Europa y Estados Unidos no le permitían hacer algo así, se marchó a un país asiático del que prefiere no decir el nombre en el que, finalmente, hicieron sus sueños realidad.

Sigue siendo un misterio, aunque los últimos estudios realizados en la Universidad de California en San Diego apuntan que se trata de una condición neurológica en la que las neuronas en el cerebro no funcionan correctamente, y como resultado, el mapa mental del cuerpo y el verdadero cuerpo físico no se alinean, causando angustia severa. No hay que olvidar que no eligieron nacer así, y aunque pueda parecer sorprendente, el hecho de contar o no con esa parte del cuerpo se trata para ellos de una cuestión de vida o muerte.

Ver comentarios
El redactor recomienda