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ASÍ SERÁN LA OFERTA Y LA DEMANDA

La división del 50-35-15: el trabajo que viene

¿Es posible conocer la proporción de trabajadores con distintos niveles de formación que necesita cada sociedad? Aquí presentamos unas pistas para entender nuestro país

El futuro ya está aquí. (iStock)

Después del estallido de la crisis, uno de los debates más habituales planteaba si en España había demasiados universitarios para ser absorbidos por el mercado laboral. Según este razonamiento, la sobrecualificación de muchos veinteañeros en relación a su puesto de trabajo y los altos niveles de paro se deben a que el acceso generalizado a la formación universitaria no se ha correspondido con un desarrollo acorde del mercado laboral.

Pero ¿es posible conocer con exactitud la proporción de trabajadores con distintos niveles de formación que necesita cada sociedad? Aunque esta varía constantemente, es llamativo que la Unión Europea lleve varios años hablando de algo así, al menos durante los últimos años. Según un informe publicado por el CEDEFOP (Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional), los cambios en la demanda laboral durante los próximos años provocarán que en 2020 las profesiones de alta cualificación ocupen el 35% del mercado, la media calificación un 50% y la baja calificación, un 15%.

Desaparecerán los puestos de trabajo que no exigen cualificación y serán sustituidos por aquellos que exigen una media o alta capacitación

Esas categorías se corresponden respectivamente con licenciatura, grado o superior; Formación Profesional y estudios secundarios, y recuerda el gran peso que los programas de capacitación laboral tendrán en el mercado laboral. Es más, es un papel que ya tienen: la tendencia, señala el informe, es que desaparezcan los puestos de trabajo que no exigen cualificación y sean sustituidos por aquellos que exigen una media o alta capacitación. Hasta un 5% del mercado laboral se verá afectado por este trasvase en los próximos años.

En este gráfico puede verse cómo se prevé que evolucione cada sector en relación con las cualificaciones de sus trabajadores. Como se aprecia, en la mayor parte de ellas aumentarán los empleados de alta cualificación, pero los de cualificación media son y seguirán siendo los que conformen el grueso de la mayoría de estos sectores. Es algo que se puede apreciar de forma evidente en los trabajadores del sector servicios, comerciantes, artesanos, operadores de máquinas o dependientes.

Los universitarios, en datos

¿De qué manera encaja España con esta composición del mercado laboral? Los resultados muestran que es probable que la máxima que se ha repetido durante los últimos años –y que ha sido recogida tanto por el gobierno del PP como por las recientes propuestas de la OCDE– no esté tan desencaminada: vivimos en un país muy polarizado en el que hay un significativo cuerpo de trabajadores con formación universitaria y una gran cantidad de ciudadanos sin ninguna formación después de la secundaria.

El objetivo español para el Horizonte 2020 se encuentra en un 44% de población universitaria

España se sitúa muy por encima de la media de la OCDE y de otros países europeos en lo que se refiere a número de estudiantes universitarios, aunque la cifra haya experimentado un ligero descnso. Según los datos de 2015, el porcentaje de personas entre 30 y 34 años que han finalizado estudios superiores es de un 40,9% (38,4% para los hombres, 47,1% para las mujeres), mientras que el año anterior fue de 42,3%. La media de la Unión Europea se encuentra por debajo, con un 38,7%.

No hay que perder de vista, no obstante, que según el marco estratégico de Educación y Formación 2020, el objetivo para ese año es que al menos un 40% de la población de entre 30 y 34 años debe haber terminado alguna forma de educación superior, como forma de disparar la competitividad. El objetivo español se encuentra, no obstante, aún más por encima, en un 44%. Sin embargo, el propio documento reconoce que el porcentaje de trabajos que exigirán educación terciaria se encuentra en el 35%. También es llamativo, dada esta disparidad de datos, que uno de los objetivos planteados por dicho marco es que el 82% de los titulados obtenga un empleo en menos de tres años después de terminar los estudios. ¿Salen las cuentas?

¿Qué pasa con la Formación Profesional?

El dato más elocuente se encuentra, no obstante, en la Formación Profesional. España es uno de los países donde menor es el porcentaje de estudiantes “vocacionales”, como se conoce fuera de nuestras fronteras. Según los datos de Eurostat, casi la mitad de los estudiantes de la UE (un 48%) optó por esa formación en toda Europa. En España, no obstante, el dato desciende hasta el 34%.

Solo cinco países se encuentran por detrás de nosotros: Grecia (31%), Lituania (27%), Hungría (25%), Chipre (15%) y Malta (13%). En países como República Checa (73%), Croacia (71%), Austria (70%) o nuestros recordados vecinos de Finlandia (70%), icono del éxito educativo, el porcentaje es sensiblemente superior. En resumidas cuentas, nos encontramos aún muy lejos del hipotético 50% de trabajadores con formación profesional que exigiría el mercado.

Según los datos de 2013, España es uno de los países donde un menor porcentaje de la población de entre 25 y 64 años ha alcanzado un nivel de segunda etapa de secundaria, con un 55% (20 por debajo de la Unión Europea, con un 75%). Se deja notar, como es previsible, entre los mayores de 55 años, de los cuales tan solo un 37% disfrutan de dicho nivel educativo.

España es uno de los países donde un menor porcentaje de la población de entre 25 y 64 años ha alcanzado un nivel de segunda etapa de secundaria

De ahí que la mayor parte de programas electorales durante las pasadas elecciones (desde el PSOE hasta Ciudadanos, que proponía un aumento de los recursos destinados al Grado Medio y el impulso a una FP dual) propusiesen reforzar la Formación Profesional. La propia Unión Europea la considera una de sus principales apuestas para mejorar la empleabilidad entre los jóvenes, ya que facilita que “desarrollan las habilidades y competencias necesarias para el mercado laboral”.

El pasado 2 de febrero, el Pleno del Congreso de los Diputados aprobó por 165 votos a favor, 9 en contra y 165 abstenciones la proposición para impulsar la competitividad española a través de la Formación Profesional. El diputado José Ignacio Echániz señaló que “aún tenemos un desajuste entre la oferta y la demanda”. En España, y a diferencia de lo que ocurre con otros países europeos, es en la capacitación del trabajador y no en la educación universitaria donde se encuentra nuestro talón de Aquiles.

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