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CÓMO AFECTA A NUESTRA SALUD LA CONTAMINACIÓN

"El asesino invisible": por qué terminarás agradeciendo no poder circular por Madrid

No había ocurrido antes, pero nos debemos acostumbrar: es una medida preventiva que intenta poner freno a las enfermedades y muertes causadas por la contaminación

Una nube se cierne sobre Madrid. (Efe/Emilio Naranjo)

Este jueves, tan solo los coches con matrícula impar podrán circular por el interior de la M-30. Es la primera vez en la historia de la capital que el Ayuntamiento de Madrid activa el escenario 3 previsto en el protocolo por alta contaminación aprobado el pasado mes de enero. La diferencia respecto al anterior reglamento es que, ahora, bastan con dos días consecutivos de nivel de aviso para que se active la medida, cuando en el pasado eran tres.

Este protocolo tiene como objetivo evitar que se alcance el límite máximo horario permitido de dióxido de nitrógeno (NO2), y que se encuentra en 18 horas al año en cualquier estación de la red, en consonancia con las directivas de la Unión Europea. Se trata de un protocolo preventivo, como ha explicado Ahora Madrid, lo cual quiere decir que el límite se encuentra en 180 microgramos/m³ y no en 200 como recomienda la Organización Mundial de la Salud puesto que el objetivo es, precisamente, intervenir antes de que se alcance dicho nivel.

La medida ha sido recibida, en muchos casos, con protestas. En primer lugar, nunca se había adoptado una medida tan restrictiva, que básicamente impide la entrada a la capital a la mitad de los conductores, sino que también coincide –y no por casualidad– con un día (29 de diciembre) en el que muchas personas visitan la capital para ultimar sus compras, visitar a familiares o, simplemente, pasar el día.

El dióxido de nitrógeno, el causante de las presentes restricciones, ocasiona 4.280 muertes prematuras al año

No obstante, hay buenas razones para preocuparse por los niveles de polución en la capital, en imparable ascenso. La OMS calificaba de "asesino invisible" en su última campaña de concienciación a la contaminación aérea. El mes pasado, la Agencia Europea del Medio Ambiente publicaba su informe sobre la calidad del aire realizado a partir de los datos de 2013. Este aseguraba que la contaminación produce 29.980 muertes prematuras en España, un poco menos que en el anterior ejercicio, pero una cifra preocupante. En concreto, el dióxido de nitrógeno, el causante de las presentes restricciones, ocasiona 4.280 muertes prematuras al año. La OMS lo calificaba de "asesino invisible" en su última campaña de concienciación. ¿Por qué?

Cómo nos daña (y quién sufre más)

La Organización Mundial de la Salud aclara que los principales contaminantes atmosféricos son las partículas (PM), el ozono (O3), el dióxido de azufre (SO2) y el dióxido de nitrógeno (NO2), el que nos ocupa y que “puede tener influencia en el asma, los síntomas bronquiales, la alveolitis y la insuficiencia respiratoria”. La principal fuente de emisiones antropogénicas –es decir, resultado de actividades humanas– del NO2 son “los procesos de combustión (calefacción, generación de electricidad y motores de vehículos y barcos)”. Es decir, los motores de los automóviles lo generan, pero también cualquier proceso de combustión, como el de las cocinas de gas.

Si el NO2 afecta a alguno de nuestros órganos, esos son los pulmones, como bien saben aquellos que tienen problemas respiratorios y llegan a la capital en pleno invierno. La OMS recuerda que estudios epidemiológicos han revelado que los síntomas de la bronquitis en niños asmáticos aumentan con la exposición a este dióxido, como aseguraba una investigación publicada en 'Epidemiology' en 2013. Citando a 'Los Simpson', ¿es que nadie va a pensar en los niños?

No son estos los únicos que sufren los efectos del NO2, sino que afecta a la función pulmonar de personas de todas las edades, acentuadas en pacientes oncológicos, embarazadas o afectados por enfermedades respiratorias y cardiovasculares crónicas: los síntomas más evidentes son toses, moqueo, escozor de ojos, constipados, fiebre y bronquitis causada por la irritación en las vías respiratorias (el DO2 se clasifica como un gas asfixiante irritante). También puede causar efectos negativos en la sangre, como señaló una investigación publicada en 2002 en 'Lung Celullar and Molecular Physiology'.

Superando los límites establecidos por la OMS, se considera un gas tóxico que causa una fuerte inflamación de las vías respiratorias

La OMS cifra en sus directrices respecto al NO2 un máximo de una media anual de 40 mg/m³ y 200 mg/m³ en una hora con el objetivo de proteger a la población. Superando estos límites, se considera un gas tóxico que causa una fuerte inflamación de las vías respiratorias. Como señalaba un informe publicado por la organización en 2005, es posible que estos efectos perniciosos sean también ocasionados por otros productos derivados de la combustión de los motores, como las partículas ultrafinas, el material particulado o el benceno.

¿Qué ocurre a corto plazo, en esos picos en los que la atmósfera se llena de este dióxido? “En varios estudios experimentales de toxicología humana de corta duración se han notificado efectos agudos en la salud tras la exposición a concentraciones de más de 500 mg/m³ de NO2 durante una hora”, señala el informe. La cifra en la que empiezan a notarse los efectos directos de este componente desciende hasta los 200 mg/3 en caso de los asmáticos que, por razones obvias, son las víctimas más vulnerables de la alta concentración en el aire de dióxido de nitrógeno.

Muriendo sin que nos demos cuenta

Como hemos dicho, en la última campaña de concienciación, la OMS calificaba de “asesino invisible” a la contaminación del medio ambiente, tanto por su efecto directo para la salud como a la hora de acelerar el cambio climático. Según sus cálculos, alrededor de un 11,6% de las muertes anuales en todo el planeta (6,5 millones) están asociadas de una forma u otra con la contaminación. La organización asegura que es un factor que está presente en el 36% de las muertes por cáncer de pulmón, un 34% de infartos cerebrales y un 27% de enfermedades cardíacas.

Otros peligrosos componentes del aire contaminado son, como hemos dicho, las partículas en suspensión (PM) de 10 micrones de diámetro o menos, que pueden penetrar y alojarse en el interior de los pulmones. Además de cáncer, esta clase de partículas puede ocasionar cardiopatías. Es más, la mayor parte de muertes relacionadas con la contaminación tienen que ver con los problemas de corazón y los accidentes cerebrovasculares (72%), mientras que solo un 28% está relacionado con el cáncer de pulmón o la infección aguda de las vías respiratorias. En los países en vías de desarrollo, la exposición a partículas en el interior de las viviendas por el uso de combustibles incrementa el riesgo de infecciones agudas.

Más relacionado con el NO2 está el ozono (O3), que se forma por reacción con los óxidos de nitrógeno procedentes de las emisiones de los vehículos o las fábricas. Al contrario de lo que ocurre con este, no obstante, los niveles más altos se registran durante los días soleados, ya que aparece por reacción con la luz solar. Un exceso de esta sustancia puede provocar problemas respiratorios, agravar el asma y reducir la capacidad pulmonar. Como señala la OMS, “se trata de uno de los contaminantes atmosféricos que más preocupan en Europa”.

No es solo el Ayuntamiento de Madrid: la OMS recomienda medidas como acudir al trabajo en bici o evitar los viajes cortos en automóvil

La OMS recuerda también que la contaminación afecta en mayor grado a los más vulnerables, es decir, niños, ancianos o personas que ya están enfermas y que ven cómo sus síntomas pueden agravarse sensiblemente. También a las familias con un menor acceso a la asistencia médica. Quizá baste con sacar un poco de espíritu navideño y ponerse en el lugar del otro para sacrificar un poco de comodidad para que todos puedan respirar un aire más limpio.

De ahí que no solo el Ayuntamiento de Madrid, sino también la OMS recomiende diversas medidas para reducir la contaminación ambiental, como acudir al trabajo o la escuela andando, en bicicleta o compartiendo automóvil, evitar los viajes cortos en automóvil y el exceso de velocidad (que aumenta el consumo de combustible y la emisión de CO2 en velocidades superiores a los 120 km/h).

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