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DERECHOS QUE VIENEN Y VAN

El drama de los interinos: profesores de septiembre a junio, parados en julio y agosto

Los docentes en situación de interinidad lo saben bien: todo 30 de junio se van a la calle. Antes, cobraban el dinero de vacaciones; ahora, la Administración se lo ahorra

Cuando las aulas se vacían, los bolsillos de muchos profesores también lo hacen. (iStock)

Como cada verano, los profesores interinos del cuerpo de docentes españoles tienen que enfrentarse a una situación que se repite cual mordedura de medusa en una playa del litoral: su despido el 30 de junio por la mayor parte de comunidades autónomas españolas. Algunos de ellos volverán a incorporarse en septiembre u octubre. Otros no volverán jamás al centro en el que trabajaron durante el último curso. Tanto en uno como en otro caso, no conocerán su destino hasta bien avanzado el mes de septiembre. A todo ello hay que añadirle una vieja reivindicación de los profesores, el pago de los meses de vacaciones que les corresponden por su trabajo anual.

Este año, la cifra de profesores despedidos es más alta que nunca, señala CSI-F (Central Sindical Independiente y de Funcionarios). Según los datos proporcionados por el sindicato, 51.186 empleos en el sector de la Educación se han perdido, debido a los altos niveles de interinidad de la profesión. “En el sector de la Educación, este descenso se produce cada año coincidiendo con las vacaciones de verano”, explican. Hasta el año 2010, los profesores recibían la retribución correspondiente a las vacaciones de verano. Sin embargo, desde el curso 2011-2012, varias comunidades revocaron el derecho de los interinos a cobrar esos meses de igual manera que lo haría un funcionario de carrera.

Entro en clase con mis alumnos y doy clase igual que mi compañero de al lado, pero en junio yo me voy al paro y él sigue

Por eso, la recuperación de los derechos perdidos se ha convertido en una de las luchas más acuciantes para los interinos, junto a su pertinaz inestabilidad. La pionera en conseguir una sentencia favorable fue Mely de la Cruz, una profesora que consiguió el pasado verano que el Gobierno de la Comunidad pagase la totalidad de sus vacaciones, reconociendo la igualdad de sus derechos en materia de salarios con los funcionarios de carrera. “En el curso 2012/2013 se me hincharon las narices”, explica la profesora, también portavoz de AMPIC (Asociación Madrileña de Profesores Interinos Coordinadora). “Como le dije al juez, yo entro en clase con mis alumnos, doy clase igual que mi compañero de al lado, estamos juntos en el claustro, pero en junio yo me voy al paro y él sigue”.

Un derecho adquirido y perdido

La situación actual de los interinos se entiende mejor si comprendemos la evolución de sus derechos durante las últimas décadas. A finales de los años ochenta, el gran número de profesores en esta situación que habían pasado a formar parte de los cuerpos docentes para atender a la creciente demanda persiguió el reconocimiento de diversos derechos, como el pago del sueldo en verano, hasta que en 1988 lo consiguieron. Su demanda se basaba en que los interinos podían llegar a trabajar tanto tiempo como los funcionarios de carrera. Como explica a El Confidencial Angel Hernández, de AIDMUR (Asociación de Interinos Docentes de la Región de Murcia), “en 2012 se eliminó ese derecho en casi todas las Comunidades”.

Durante los últimos años, cada región se ha comportado de manera diferente respecto al pago del verano, aunque aquellas donde peor parados han salido los profesores han sido Madrid, Murcia y Castilla-León, donde el pasado lunes dos diputados de Podemos Castilla-La Mancha presentaron una Proposición No de Ley con el objetivo de “revertir el recorte en derechos que ha sufrido el profesorado en régimen de interinidad en los últimos años”. Como explica De la Cruz, no solo ha cambiado el período de nombramiento del docente (de septiembre a septiembre a de septiembre a junio), sino que las jornadas ya no son completas, lo que obliga a muchos profesores a compatibilizar la media jornada con las clases particulares, como le ocurre a Mely. “He estado en jornada a un cuarto, a un tercio, a media jornada y a tres cuartos”, explica. “No firmamos contrato, solo nos liquidan y nos pagan la parte proporcional de vacaciones”. Hasta que decidió tomar cartas en el asunto.

“La sentencia decía que la Comunidad se estaba enriqueciendo a nuestra costa”, recuerda De la Cruz. La administración contraatacó presentando un recurso contra la sentencia “en interés de ley”, aduciendo que si los profesores interinos recurrían la sentencia en masa y ganaban, podía resultar tremendamente costoso para las arcas de la Comunidad (según los datos manejados por AMPIC, entre 9.500 y 10.000). Sin embargo, la profesora volvió a responder y echó abajo el recurso. “Es que te da la risa”, añade. Sin embargo, la sentencia no sentaba jurisprudencia, por lo que cada profesor debía acudir a los tribunales con su caso particular. Los profesores murcianos están intentando que no sea así.

Los resquicios de la ley

Murcia fue una de las comunidades donde se consiguió volver a la situación de 2012, recuerda Ángel Hernández. Sin embargo, la última semana se han llevado una sorpresa que sugiere que, en realidad, las cosas no han cambiado demasiado: “En Murcia se aprobó la Ley de Presupuestos porque reconocía el cobro del verano solo a las personas que hayan trabajado más de 165 días, que puede parecer un período muy corto, pero es lo que trabaja un interino que ha empezado a hacer sustituciones en septiembre”, explica el profesor.

A los interinos no nos van a hacer fijos en la vida. ¿Qué pasa? Que nos liquidan y a la calle hasta que nos vuelvan a necesitar

“Está vinculado todo el año a la Administración, no puede coger otro trabajo porque tiene que estar pendiente por si le llaman, pero en julio y agosto se queda sin nada”. Esta reforma provoca que menos del 50% de los profesores vayan a cobrar el verano, ya que “deja fuera a aquellos interinos que hayan trabajado en puestos de sustituciones, aunque hubieran cotizado el mismo tiempo que el resto”. En Madrid, el plazo que debe haberse trabajado asciende a los nueve meses por curso.

La modificación de la ley, aprobada con la abstención del PSOE (“una traición”, según Hernández, “ya que la semana pasada se manifestaban por su cumplimiento”) provoca que se den situaciones paradójicas, como que un profesor que trabaja desde principios de septiembre no cobre sus vacaciones y sí lo haga otro que lo lleva haciendo desde octubre, ya que el primero ocupa una vacante de sustitución y el segundo una vacante de plantilla. “Pero es algo que se ha conocido a posteriori, por lo que no lo sabían cuando eligieron la plaza”. En Murcia, explica el profesor, puede haber unos 3.100 profesores afectados. Unos 300 denunciaron la situación en 2012, y al contrario de lo que ocurrió con Mely de la Cruz, ninguno consiguió una sentencia a su favor. Es más, 10 de ellos fueron condenados a asumir los costes, “un poco de escarmiento”, en opinión de Hernández.

Murcia, sin embargo, puede tener la llave a nivel nacional para desbloquear la situación. AIDMUR realizó un 'crowdfunding' para elevar su denuncia al Tribunal Supremo, y consiguieron 4.500 euros. La demanda ha sido admitida a trámite, y la asociación espera tener noticias después del verano. La clave se encuentra en que, a pesar de que los costes, muy elevados, el Tribunal Supremo sí crea jurisprudencia, por lo que una sentencia a su favor afectaría a todos los profesores en dicha situación. Si los alrededor de 40.000 interinos que cada verano quedan en paro buscan un clavo al que aferrarse, quizá ese sea el más esperanzador.

“Es que a los funcionarios de empleo interino no nos van a hacer fijos en la vida”, concluye De la Cruz. “¿Qué pasa? Que nos liquidan y a la calle hasta que nos vuelvan a necesitar”. En su caso, ha echado un órdago aún mayor, negándose a preparar los exámenes de septiembre, puesto que su nombramiento es hasta el 30 de junio. Por ello también ha presentado una demanda admitida por el juzgado sobre dicha orden de preparar exámenes. “Me siento maltratada. La gente no se encuentra bien, pero no se queja, pero yo, cuando me pisan el dedo, digo '¡ay!'”.

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