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El periódico que tenía el titular escrito una hora antes de que empezara el debate
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Esteban Hernández

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El periódico que tenía el titular escrito una hora antes de que empezara el debate

Los cambios en el periodismo no solo están provocando que los medios tomen partido políticamente, sino que tienden a privilegiar las noticias centradas en el conflicto

Foto: La verdadera ganadora del debate, incluso antes de que se llevase a cabo. (Reuters/Sergio Pérez)
La verdadera ganadora del debate, incluso antes de que se llevase a cabo. (Reuters/Sergio Pérez)

Josep Ramoneda: Para mí, el momento de gravedad de los medios de comunicación, de la prensa escrita en particular, es el momento en que las informaciones están ya redactadas en función del editorial del periódico.

Javier del Pino: Hasta límites insospechados. Comentábamos antes cómo un periódico nacional editó una portada con el ganador del último debate presidencial antes de que el debate hubiera empezado. El ganador estaba escogido. (Risas)

Josep Ramoneda: A las ocho de la tarde estaba decidido quién ganaría el debate.

Jordi Évole: ¿Cuándo pasó eso?

Javier del Pino. Eso pasó el lunes. A las nueve de la noche ya tenían la portada hecha. Y el debate empezaba a las 10. (Risas). "Soraya, ganadora del debate".

La conversación, que tuvo lugar el pasado año, es recogida en el excelente libro de memorias de José Martí Gómez (Morella, 1937), 'El oficio más hermoso del mundo' (Ed. Clave intelectual), un recorrido incisivo y divertido por cinco décadas de la vida política, social y cultural española, y que utiliza para reivindicar una profesión a la que percibe en declive. Y viene a cuento la anécdota en esta semana aburrida pero intensa de la política española, porque estos días han servido como pocos para que nos hayamos dado cuenta de que la política hoy se ha convertido en la política retransmitida a través de los medios. Televisiones, radios y diarios juegan un papel fundamental en la vida pública porque construyen los marcos desde los que interpretamos la realidad. Pablo Iglesias y Errejón creen tanto en esta idea que no pararon de repetirla desde el momento en que pusieron en marcha Podemos, y los demás quizá no lo confiesen con tanta frecuencia, pero la aplican un día tras otro. Y, en este contexto, la consecuencia última es que los medios han optado por volverse partidistas.

Subrayar el conflicto como forma de captación de audiencia es la principal estrategia que se está utilizando en diarios, radios y televisiones

El estudio 'Manufacturing Conflict? How Journalists Intervene in the Conflict Frame Building Process', realizado por Guus Bartholomé, Sophie Lecheler y Claes de Vreese, de la Universidad de Ámsterdam, no solo parte de esta convicción, sino que subraya un elemento añadido, el del papel que el periodismo juega en la actualidad a la hora de amplificar los conflictos políticos. En un contexto en el que las audiencias prefieren las noticias negativas o cínicas, y en el que los partidos están especialmente interesados en mostrar los enormes peligros que los competidores pueden causar si llegan al Gobierno de España o en señalar las debilidades y contradicciones internas de sus rivales, es sencillo que los conflictos constituyan la actualidad típica de la información política.

Partidismo en los medios

Sin entrar a analizar aquellos casos en que los medios tienen intereses directos o ideológicos que les vinculan con los partidos en el poder o con los de oposición, y el exagerado aumento de las informaciones partidistas en Europa, y particularmente en España, lo cierto es que el escenario está dado para que las noticias sobre disfunciones, peleas y enfrentamientos en el campo político sean el principal menú de los medios: “Subrayar el conflicto como forma de captación de audencia es la principal estrategia que se está utilizando en diarios, radios y televisiones”, señala el estudio.

Los medios actuales suelen tener un color ideológico muy definido y tienden a adoptar políticas comunicativas de trinchera

Los medios de comunicación han vivido una transición peculiar, porque compatibilizaron en la era de los monopolios estatales la función de difusión de noticias, habitualmente convenientes al poder político, con la intención explícita de realizar una tarea pedagógica sobre sus audiencias. Eran los tiempos del interés general, lo que obligaba a cumplir, siquiera someramente, funciones de servicio público en un momento de información escasa. Ahora que esta resulta sobreabundante, los medios han girado hacia una pura versión 'managerial' de rentabilización (política o económica) del producto, y una de las tácticas más frecuentes para generar beneficios es la de ocupar un nicho. Los medios actuales suelen tener un color muy definido y tienden a adoptar políticas comunicativas de trinchera, como la aludida en la conversación que recogía Martí Gómez.

“El conflicto es estupendo”

Para este contexto de nicho ideológicamente orientado, el conflicto resulta especialmente útil, porque es un elemento que suele atraer a un público al que le gusta posicionarse. Como afirma uno de los periodistas entrevistados para el estudio, "el conflicto es siempre estupendo. Tienes un buen tipo. Tienes un mal tipo. El espectador puede tomar partido”. Además, son informaciones que generan expectación: “Un conflicto es noticia cuando el final es desconocido. La gente se pregunta, ¿cómo se va a acabar esto? Hay tensión, y están pendientes de cuál puede ser su resolución”, asegura otro de los participantes.

Vas a tratar la historia señalando los peores escenarios posibles cuando sabes que en realidad el 99% de los conflictos se soluciona con un acuerdo

Muchos de los entrevistados confesaron que solían hacer el conflicto más grande de lo que era mediante la descripción de las teóricas consecuencias que comportaba, incluso si eran poco probables: “Como periodista, siempre vas a tratar la historia señalando los peores escenarios posibles, cuando sabes que en realidad el 99% de los conflictos se soluciona con un acuerdo”. Además, encontrar el conflicto antes que nadie se convierte en una prioridad. A menudo los medios se ven obligados a informar de noticias que han descubierto sus competidores, y “a ninguno de nosotros le gusta seguir lo que los demás cuentan, ninguno quiere ser segundo”, lo cual genera una carrera sin tregua por descubrir el próximo problema.

Confidentes de segunda fila

En otras ocasiones, las noticias sobre conflictos nacen de filtraciones de actores políticos de segunda fila, y por lo tanto poco valiosos para la prensa, pero que se las arreglan para influir en ella y en el proceso político a través de confidencias, chismes e información de segundo rango que sirven para provocar tensiones y enfrentamientos. Estos informantes pueden ser particularmente útiles a la prensa en el caso de los conflictos que más aprecian, el de las peleas internas en los partidos y en las coaliciones. Como subraya el estudio, cuando un político ataca al adversario no suele ser noticia porque no genera efectos; pero si hay problemas internos en una formación o, como en el caso holandés, en la coalición de Gobierno, entonces todos están deseando encontrar algún material al respecto, ya que una supuesta ruptura tendría consecuencias notables para el país.

No quieres ser el único medio que no dé noticias de aquello de lo que todo el mundo está hablando. Muchas veces sabes que no tiene interés, pero...

Pero lo peor, señala el estudio, es que a menudo el periodista sabe que una noticia es poco relevante pero insiste en ella cuando todos los demás lo hacen. Si los otros medios hablan de un hecho con frecuencia, el deseo de no quedar excluido lleva a prestarle atención: “No quieres ser el único medio que no dé noticias de aquello de lo que todo el mundo está hablando. Muchas veces te preguntas si tiene algún interés, pero...”. La audiencia lo demanda...

Lo que no se ofrece a la gente

Esta idea, central en el periodismo contemporáneo, no es cierta. Lo que la audiencia consume no queda reducido a lo que esta quiere, es decir, a la fabricación de un producto en que el lector, el oyente o el espectador encuentran ratificado lo que ya pensaban. El consumidor elige entre la oferta existente, y cuando esta es limitada, en el sentido de que todos repiten lo mismo, termina por confundirse lo que la gente hace con lo que quiere. Las visiones, ideas y análisis que permitan añadir conocimiento, perspectivas o enfoques en los que no había reparado, las explicaciones que dan cuenta de por qué ocurre lo que ocurre o el ofrecimiento de una perspectiva estructural más que coyuntural también son demandas de la audiencia: el problema es que suelen estar ausentes o quedan relegadas a espacios sin visibilidad, y por tanto no pueden ser consumidas.

“Payasos presentando en la tele”

El periodismo tiende, en este escenario, a refugiar su falta de análisis, de historias y de visión en los gráficos, los chismes y en lo viral. Quizá tenga que ver con las causas que subraya Martí Gómez en su libro (“El peligro que puede llevar a la extinción de la especie de periodistas de raza está en payasos como presentadores de televisión, tertulianos sectarios, mercadotecnia, el exceso de entrevistas a políticos que no dicen nada, la falta de descaro ante el poder y la patética rendición ante la sociedad del espectáculo”) o quizá solamente con las pobres convicciones de quienes han venido a gestionar los grandes medios, personas sin experiencia en el terreno periodístico que se limitan a aplicar las cuatro certezas que les enseñaron en el MBA y a seguir las modas de la época (es decir, a hacer lo que los otros hacen). O quizás haya causas más profundas. Pero, en todo caso, privilegiar el conflicto es una muestra de la impotencia del sector mucho más que una expresión del deseo de “dar a la gente lo que quiere”.

Josep Ramoneda: Para mí, el momento de gravedad de los medios de comunicación, de la prensa escrita en particular, es el momento en que las informaciones están ya redactadas en función del editorial del periódico.

Periodismo Jordi Évole