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Cómo ayuda el deporte en la prevención y recuperación del cáncer
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LA SALUD DEL DEPORTE

Cómo ayuda el deporte en la prevención y recuperación del cáncer

Estudios científicos demuestran que realizar ejercicio físico durante los tratamientos oncológicos ayuda a sobrellevarlos mejor y a mantener un buen estado de salud una vez se haya combatido esta enfermedad

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Existe cierta preocupación por el aumento en la incidencia del cáncer en nuestra sociedad en los últimos años, pero la realidad es que, en gran medida, está en nuestras manos el frenar el avance de esta enfermedad. Si analizamos cuáles fueron los cánceres más frecuentes diagnosticados en el año 2021, veremos que, según la Asociación Española frente al Cáncer (AECC) fueron el cáncer de mama, pulmón, colorrectal y el cáncer de próstata, todos ellos muy vinculados al estilo de vida occidental.

El informe las cifras del cáncer revela que hasta un tercio de los cánceres están relacionados con estos factores de riesgo relacionados con el estilo de vida: la exposición a tóxicos como el tabaco y el alcohol, la dieta, la obesidad y el sedentarismo, y que si somos capaces de controlar estos factores con hábitos de vida saludables, vamos a poder evitar hasta en un 40% el riesgo de desarrollar cáncer a lo largo de la vida.

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"Llevamos años investigando acerca de la relación que tiene la práctica deportiva con ciertas patologías, entre ellas el cáncer, y las conclusiones son muy contundentes acerca del beneficio de la realización de ejercicio físico durante todo el proceso de la enfermedad oncológica", explica la doctora María Valero Arbizu, oncóloga del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla. "En prevención primaria sabemos que reduce la incidencia de forma global en todos los tumores, pero especialmente en algunos muy frecuentes como son el de mama, el colorrectal y el de endometrio". Hay que tener en cuenta, además, que el ejercicio actúa preventivamente no solo por sus propios beneficios, sino también porque colabora a mantener el peso, evitando el sobrepeso y la obesidad, presentes hasta en un 50% de la población española.

Se ha demostrado científicamente que realizar ejercicio físico durante los tratamientos (cirugía, quimioterapia o radioterapia) nos va a ayudar a sobrellevarlos mejor y a acelerar la recuperación o las complicaciones derivadas de los mismos. Partimos de la base, señala la especialista, "de que aquellas personas que tienen una buena condición física y psicoemocional tendrán más posibilidades de recuperarse mejor y de enfrentarse a cualquier enfermedad con más fuerzas". En este punto, la práctica deportiva nos va a ayudar a mantener un estado físico adecuado y tiene además un impacto muy positivo en el estado anímico y la salud mental de los pacientes reduciendo la ansiedad, el ánimo depresivo y mejorando la autoestima, lo que les va a permitir afrontar los tratamientos con una actitud más positiva.

Antes, durante y después

Pero ¿cómo lo ponemos en marcha? La doctora explica que “es seguro y factible realizar ejercicio en cualquier fase del proceso de la enfermedad oncológica, pero es importante adaptarlo e individualizarlo según la situación clínica de cada paciente, la enfermedad que padezca y la fase de tratamiento en la que se encuentre”. No hablamos de ponerse unas zapatillas y salir a correr, sino de realizar una serie de ejercicios monitorizados, controlados e idealmente supervisados por profesionales del ejercicio físico especializados en esta patología.

La fase más complicada, continúa, "es la del tratamiento quimioterápico, en donde el paciente pasa por momentos muy diferentes según el esquema que recibe y el momento del ciclo en el que se encuentra, con efectos secundarios limitantes en muchas ocasiones. El paciente en esta situación tiende a reducir su actividad física en general y hacer reposo". Y continua: "Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que mantenerse activo mediante la realización de ejercicio físico reduce significativamente la fatiga (o cansancio) provocada por el tratamiento, al igual que otra sintomatología como las náuseas, la falta de apetito, el dolor muscular y articular y las alteraciones del sueño. Incluso, en estudios preclínicos se ha objetivado un aumento en la respuesta a los tratamientos oncológicos actuando sobre el control del crecimiento y la diseminación tumoral, fundamentalmente por su efecto sobre la proliferación/apoptosis celular a través de mecanismos aún no del todo conocidos, y en gran medida por su efecto sobre la activación del sistema inmunológico".

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En países como Australia, esta práctica está totalmente incorporada a la actividad asistencial de forma que el ejercicio físico se prescribe como parte del plan de tratamiento del paciente oncológico durante la fase aguda y en la fase de supervivencia.

Después de haber finalizado los tratamientos, muchos pacientes experimentan cambios en su estado de salud, con problemas para poder incorporarse a su vida normal de forma rápida. "Determinados síntomas, como la fatiga crónica (presente hasta en el 30% de los pacientes una vez finalizados los tratamientos oncológicos), los problemas musculo-esqueléticos, el deterioro cognitivo (pérdida de memoria, capacidad de concentración, problemas de expresión verbal o la multitarea), la obesidad o el sobrepeso, que además pudiera condicionar un mayor riesgo de otros problemas de salud como son la hipertensión arterial, la diabetes o problemas cardiovasculares, son muy frecuentes y en ocasiones muy limitantes".

También la salud emocional en la recuperación

Todo ello lleva además asociados en la mayoría de las ocasiones problemas psicoemocionales al no saber cómo afrontar todos estos cambios tras el duro proceso vivido. Es en esta fase donde es fundamental asociar la práctica deportiva y ser constantes, ya que nos va a permitir acortar el tiempo de recuperación y mejorar la calidad de vida del paciente por sus claros beneficios en reducir la fatiga y mejora los niveles de energía; fortalecer la musculatura, aliviar el dolor muscular y articular y mejorar la salud ósea; mejorar la salud cardiaca y ayudar en el control del peso y, cómo no, reducir los niveles de ansiedad y depresión reactivos a la situación vivida.

Como conclusión, podemos afirmar que el deporte no solo puede ayudar a prevenir la aparición del cáncer, sino también a sobrellevar mejor todo el proceso de tratamiento y a mantener un buen estado de salud una vez se haya combatido esta enfermedad, reduciendo incluso, el riesgo de recaída o la aparición de otras enfermedades.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla

Existe cierta preocupación por el aumento en la incidencia del cáncer en nuestra sociedad en los últimos años, pero la realidad es que, en gran medida, está en nuestras manos el frenar el avance de esta enfermedad. Si analizamos cuáles fueron los cánceres más frecuentes diagnosticados en el año 2021, veremos que, según la Asociación Española frente al Cáncer (AECC) fueron el cáncer de mama, pulmón, colorrectal y el cáncer de próstata, todos ellos muy vinculados al estilo de vida occidental.

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