La vuelta al 'cole' nos afecta a todos, también a la salud mental de tus hijos: consejos para afrontarla

En verano la vida se vive de otra manera, sobre todo durante las vacaciones. Sin horarios ni preocupaciones, vivimos como si septiembre no fuera a llegar jamás. Cada año jugamos a que septiembre no está a la vuelta de la esquina, intentamos olvidarnos de todo aquello que nos inquieta durante el resto del año, como dar lo mejor de nosotros en el trabajo o los malabares que hacemos para poder pagar la hipoteca (o el alquiler).

Sin embargo, septiembre irrumpe (también cada año) en nuestras vidas sin avisar y con él llega la vuelta al 'cole' de tus hijos, la vuelta al trabajo y una cantidad enorme de gastos que nada tienen que ver con comerse una paella en el paseo marítimo de la ciudad a la que este año has ido de vacaciones.

Este año, la vuelta al 'cole' costará de media a las familias españolas unos 500 euros por niño, según varios estudios, entre los que destaca el realizado por el comparador de precios online, Idealo; este asegura que este año se alcanzarán máximos históricos de 491,9 euros por cada niño. El estudio deja claro que existe un incremento progresivo en el coste medio del material escolar por alumno en los últimos años. En el 2022, fue de 425.01 euros, en el 2023 de 449,23, y este año se espera el desembolso más cercano a los 500 euros.

El incremento progresivo de este coste medio es uno de los asuntos que estresa y preocupa a miles de padres en España, ¿pero qué preocupa a los niños y adolescentes? A ellos esta vuelta al cole también les afecta (y mucho). Las citas de psicología y psiquiatría de niños y jóvenes han aumentado en los últimos años, y el pico se concentra en el mes de octubre, según datos de Top Doctors.

"La vuelta al 'cole' nos afecta a todas las edades, pero cuanto más pequeños somos, menos recursos de afrontamiento tenemos y más intensamente vivimos los cambios"

"La vuelta al 'cole' nos afecta a todas las edades, pero cuanto más pequeños somos, menos recursos de afrontamiento tenemos y más intensamente vivimos los cambios. El fin de las vacaciones implica enfrentarse a un nuevo curso escolar: otra vez a estudiar y a pasar el día junto a sus compañeros de clase. Aun siendo algo que el menor viva como positivo y con ganas, el cuerpo está acostumbrado al descanso y a la diversión del verano. Pero si además, al menor no le gusta estudiar, o sus profesores, o peor, sus compañeros de clase, el conflicto está servido", explica Olga Albaladejo Juárez, psicóloga especialista en salud integrativa y miembro de Top Doctors.

La Dra. Paloma Varela Casal, psiquiatra infantil, que también forma parte de Top Doctors, añade que, tras el verano, "las familias, sobre todo en aquellos menores en los que existe una clínica previa que puede interferir en la funcionalidad académica, acuden a consulta para reevaluación y monitorización del tratamiento. Durante el año, se sigue registrando una alta demanda en las consultas de psiquiatría infantil y esto en gran medida se debe a una mejoría en la identificación por parte del entorno escolar y de las familias".

Además, "aunque diferentes estudios no han evidenciado un aumento de prevalencia de los trastornos mentales en función del patrón estacional, sí que se ha evidenciado un aumento de los trastornos depresivos unipolares entre octubre y noviembre, y disminuyen en julio, con asociaciones similares en todas las formas de depresión. Por su parte, la ansiedad y los trastornos del sueño no orgánicos alcanzan su punto máximo entre octubre y noviembre. Los episodios maníacos alcanzan su punto máximo de marzo a julio y disminuyen en septiembre-noviembre y enero-febrero. También diferentes estudios sobre los trastornos de la conducta alimentaria muestran que la bulimia nerviosa tiende a agravarse en los periodos de invierno y se produce un mayor pico de ingresos por anorexia nerviosa en los meses de diciembre-enero y julio-agosto".

¿Mi hijo necesita ayuda?

Detectar que tu hijo necesita ayuda psicológica o psiquiátrica es fundamental para poder ponerle solución y para ello es fundamental, según la psicóloga Albaladejo Juárez, conocerlo de verdad. Parece una obviedad y muchas veces se da por hecho que cualquier padre conozca a su hijo, pero no siempre es así: "Es fundamental trabajar desde la infancia una relación de confianza con nuestros hijos que nos permita saber lo que le sucede sin que nos lo diga y saber que cuando algo le suceda, tendrá la confianza necesaria para contárnoslo".

Prestar atención a cualquier cambio de comportamiento del menor puede dar muchas pistas: "En los niños estos cambios pueden ser, por ejemplo, la pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban, rechazo a ir al colegio, cambios en el apetito o en los patrones de sueño, o regresiones como mojar la cama. En los adolescentes puede ser más frecuente el cambio de humor sostenido en el tiempo o en la manera de comer. Cualquier cosa que sea poco habitual y se mantenga durante un tiempo prudencial, debe ser dialogada y si es necesario, revisada en la consulta del psicólogo", explica Olga Albaladejo.

"Las alteraciones de la salud mental en los niños se definen como las alteraciones en la manera de comportarse, cambios en la forma de pensar, en las habilidades sociales o en el control de las emociones"

Paloma Varela Casal coincide en que "las alteraciones de la salud mental en los niños se definen como las alteraciones en la manera de comportarse, cambios en la forma de pensar, en las habilidades sociales o en el control de las emociones y afectan su capacidad de actuar bien en el hogar, en la escuela o en otros entornos sociales".

En cuanto a los trastornos de salud mental más comunes entre los niños y adolescentes, la psiquiatra nombra siete: trastornos de ansiedad, trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro autista (TEA), trastornos alimentarios, depresión y otros trastornos del estado de ánimo, trastorno de estrés postraumático (TEPT), y trastorno por consumo de sustancias y adicciones comportamentales.

Cómo preparar la vuelta al 'cole'

Volver al colegio, al instituto, a la universidad e incluso al trabajo cuando llega septiembre es un deber obligado para el que podemos prepararnos, o guiar a nuestros hijos para que la cuesta de septiembre sea un poco menos empinada.

Con los niños es más sencillo que con los adolescentes o adultos. Según Olga, "se les puede preparar un par de semanas antes adaptando los horarios y las actividades de manera progresiva para que la vuelta no sea tan dura". Son muchas las cosas que se pueden hacer para que esta transición no sea tan costosa: "El anticipar las dificultades y estructurar cuidadosamente las primeras semanas de clases contribuye en gran medida a preparar el escenario para un año exitoso", afirma Paloma, que comparte con este medio varios consejos:

• Iniciar los cambios antes del primer día, prepararse antes puede permitirles tener un mejor comienzo. Si es un nuevo centro, es necesario que el menor pueda familiarizarse con el centro días antes de su inicio.
• Adaptar los horarios tanto de sueño como de las actividades de manera progresiva. Además, es importante controlar el efecto de la vuelta a la rutina durante las primeras semanas para acompañar en la gestión del proceso de iniciación.
• Establecer un límite de tiempo frente a la pantalla, ya sea jugando, viendo programas de televisión o redes sociales. A los niños a veces les resulta difícil separarse de su mundo virtual y, si no tienen algo de "tiempo de inactividad", seguirán interesados y eso afectará su capacidad atencional y de sueño.
• Reforzar la idea de que volver al colegio es sinónimo de reencontrarse con los amigos y, por lo tanto, de diversión. Pero también, dado que el verano en ocasiones es una época volátil para las amistades, hablar acerca de lo que esperan de las relaciones les ayudará a comprender que a veces las relaciones sociales cambian.
• Fomentar un ambiente de apoyo en casa, donde se reconozca el esfuerzo y se valore el proceso de aprendizaje más que los resultados.
• Evitar compartir los miedos de los padres sobre situaciones potenciales que puedan acontecer en el medio escolar.
• Ayudar a estructurar desde el primer día los horarios al finalizar la escuela.

Adolescencia, una etapa especialmente complicada

El cuidado de la salud mental en niños y jóvenes está tomando cada vez mayor relevancia en el proceso educativo, especialmente tras la pandemia. Esto es clave teniendo en cuenta que la incidencia de trastornos mentales en la infancia y adolescencia es de entre un 15% y un 20%, teniendo un mayor pico alrededor de los 14 años, tal y como apunta Paloma Varela Casal.

La adolescencia es una etapa vital especialmente complicada para la salud mental de las personas, lo es "para casi todo", sentencia Olga Albaladejo; ¿por qué? "En primer lugar, se produce la gran ruptura con respecto a los padres. En esta edad se conforma nuestro sistema de valores, o lo que es lo mismo, identificamos las cosas que para nosotros son realmente importantes. Para ello necesitamos alejarnos de nuestros padres y de los que han sido nuestros referentes hasta ahora. Buscamos no lo que se supone que ha de ser importante, sino lo que de verdad es importante para mí. Por eso los nuevos imprescindibles son los pares: los amigos y por eso también, me enfrento al 'statu quo'".

"Sentimientos de rechazo pueden llevarla a cambios de conducta en cuanto a la alimentación, autoagresiones o a problemas mentales y emocionales"

Para garantizar ese bienestar social y emocional de los adolescentes, cobran gran importancia tanto los amigos que escojan como las relaciones de confianza que sus padres hayan sabido crear con ellos en su infancia: "Además, en este momento se produce el desarrollo de los aspectos sexuales femeninos, también masculinos. Para la mujer surgen la importancia de su cuerpo, del gustar y las implicaciones que tiene para su autoestima. Sentimientos de rechazo pueden llevarla a cambios de conducta en cuanto a la alimentación, autoagresiones o a problemas mentales y emocionales".

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