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Olvídalo: la letra con sangre no entra
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estudiar no tiene por qué ser aburrido

Olvídalo: la letra con sangre no entra

Cada vez más estudios demuestran los beneficios de los videojuegos para los niños que están estudiando, siempre en su justa medida y con control paterno

Foto: Fuente: iStock.
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A muchos nos hicieron creer que "la letra con sangre entra",pero el tiempo ha demostrado que, simplemente, no era verdad. Es más, ¿qué pruebas existían para afirmar algo así? ¿Algún estudio científico? ¿O más bien la propia experiencia de todos los que aprendieron de esa forma, sufriendo, sin poder comprobar en su propia piel que hacerlo disfrutando quizás pudiera haber tenido mejores resultados? Afortunadamente, cada vez hay más personas e investigaciones que, desde hace tiempo, se esfuerzan por desmontar esta teoría analizando, entre otros, los beneficios de los videojuegos.

Entre los pioneros se encuentra el trabajo de un equipo de expertos de la Universidad de Padua, que fue publicado en 2013 por la revista científica Cell (especializada en biología molecular). Su investigación mostraba que los juegos de acción pueden ayudar a aprender a leer más rápido (y sin perder precisión) a los niños disléxicos de edades entre los siete y los trece años, un trastorno neurológico que actualmente padecen entre un 5 y un 8% de los chavales escolarizados.

Ese mismo año la revista PLoS ONE (Public Library of Science) se hizo eco sobre las investigaciones llevadas a cabo por un equipo de científicos de la QMUL (Queen Mary University of London), según las cuales jugar con la Xbox o la PlayStation aumenta la capacidad de pensar y razonar de manera abstracta a la hora de resolver problemas.

Los juegos de acción pueden ayudar a aprender a leer más rápido y la PlayStation aumenta la capacidad de pensar de manera abstracta

Y, desde entonces, cada vez es más abundante la evidencia empírica que confirma esta visión. Es el caso, por ejemplo, de la Universidad de Kaplan, donde las técnicas de los videojuegos forman ya parte de "la normalidad". Y es lógico, dado que, con la puesta en marcha de su primer proyecto, consiguieron reducir un 16% el número de suspensos, obtuvieron una mejora del 9% en el rendimiento académico y, por si fuera poco, aumentó el tiempo pasado en la clase hasta un 155%.

Este éxito ha llevado a la institución a apostar por estas técnicas en otros muchos ámbitos como, por ejemplo, su Departamento de Carreras Profesionales. Todos hemos experimentado en primera persona que los procesos de selección pueden llegar a ser muy largos y decepcionantes, por lo que hacen falta herramientas que mantengan la energía y las fuerzas para conseguir llegar hasta el final. Por ese motivo, el objetivo de este proyecto será aumentar el "enganche" emocional y la motivación de quienes necesitan estos servicios.

Estudiar es una obligación, pero no debería verse como una carga o un aburrimiento, sino como una oportunidad para realizarse

Por todo ello, ¿Quién dijo que estudiar tuviera que ser aburrido? ¡Ni para los niños ni para los adultos! De hecho, es el momento de aclarar que estas no son las únicas investigaciones o experiencias que han llevado a conclusiones así. Por el contrario, se trata tan solo de algunos de los ejemplos más relevantes de estudios y experiencias que reflejan que los videojuegos producen experiencias tan intensas que son capaces de multiplicar la eficacia del tiempo dedicado al aprendizaje y, por esa razón, sería de esperar que fueran una herramienta mucho más que cotidiana en todos los colegios.

Las cosas han cambiado y nuestros hijos no tendrán elección, estudiar se ha convertido en una obligación que permanecerá durante toda su vida. No obstante, no hay que verlo como una carga, sino como una oportunidad que les permitirá realizarse. Por todo ello, hay que apostar por estas herramientas capaces de multiplicar tanto el rendimiento como el disfrute durante el proceso de aprendizaje.

Los niños que juegan de forma moderada presentan niveles más altos de sociabilidad, menor grado de hiperactividad y menos problemas emocionales

En este momento me consta que muchos estarán pensando en los efectos negativos de todo esto, ¿verdad?. ¿Dónde quedan las competencias sociales con tanto videojuego? Por eso, es el momento de recordar que la Universidad de Oxford ha demostrado que los niños que juegan de forma moderada presentan niveles más altos de sociabilidad, menor grado de hiperactividad y menos problemas emocionales que los que no lo hacen. En otras palabras, el problema no es jugar o no jugar, el problema es el control del tiempo de juego por parte de padres y educadores.

A muchos nos hicieron creer que "la letra con sangre entra",pero el tiempo ha demostrado que, simplemente, no era verdad. Es más, ¿qué pruebas existían para afirmar algo así? ¿Algún estudio científico? ¿O más bien la propia experiencia de todos los que aprendieron de esa forma, sufriendo, sin poder comprobar en su propia piel que hacerlo disfrutando quizás pudiera haber tenido mejores resultados? Afortunadamente, cada vez hay más personas e investigaciones que, desde hace tiempo, se esfuerzan por desmontar esta teoría analizando, entre otros, los beneficios de los videojuegos.

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