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'Zoom' sobre la victoria de Trump
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'Zoom' sobre la victoria de Trump

Plantea la paradoja de la democracia, el sistema fundado en los votos de las personas, protegiendo así su derecho a decidir, pero que no puede confiar del todo en ellas

Foto: ¿Cómo debemos entender la victoria del empresario estadounidense? (Reuters)
¿Cómo debemos entender la victoria del empresario estadounidense? (Reuters)

He vuelto a la filosofía, y ensayo un método que me parece muy sugestivo: hacer 'zoom' sobre un hecho, una palabra, un acontecimiento, para ver lo que resulta aplicándole el saber filosófico. Confesaré, antes de seguir, que voy contracorriente. En una época de escepticismo, a veces lúcido y a veces perezoso, tengo mucha confianza en la filosofía. Creo que no solo plantea preguntas, sino que da algunas respuestas. Hegel dijo que la filosofía, como el búho de Minerva, alza el vuelo al anochecer y siempre llega tarde, pero en contra de tan egregio colega, tengo la convicción de que necesitamos una filosofía madrugadora, que llegue a tiempo, porque estamos hechos un lío.

Una parte importante de la opinión mundial considera un error la elección de Trump. Esto pone en cuestión una frase muy manoseada y evidentemente falsa: el pueblo siempre tiene razón. Es falsa por dos motivos. En primer lugar, porque el 'pueblo', como un ser dotado de voz única, no existe. Cada vez que alguien se ampare en la voz del pueblo, le está mintiendo. Solo existen los ciudadanos, que tienen voces discordantes y opiniones contradictorias, por lo que, en buena lógica, no todos pueden tener razón. En segundo lugar, porque una mayoría de votos confiere legitimidad al ejercicio del poder, pero no a las políticas de los elegidos, que pueden ser infames. La democracia es un modo de gestionar el poder, no de encontrar la verdad ni de asegurar la justicia.

Han aumentado la desconfianza, la desigualdad, los prejuicios, los fanatismos, el individualismo y los movimientos emocionales

Esta situación plantea la paradoja de la democracia, que es el sistema que se funda en los votos de las personas, protegiendo así su derecho a decidir, pero que no puede confiar del todo en ellas. Esta es la razón de que los 'padres fundadores' de Estados Unidos, hombres curtidos y cautelosos, defendieran una democracia representativa y desconfiaran profundamente de democracias directas, asamblearias, plebiscitarias o gestionadas a base de consultas continuas al ciudadano. Así lo defendieron Hamilton, Madison y Jay, los autores de ese compendio de sabiduría política que es 'El federalista'. Los representantes del pueblo tenían que servir de filtro a las pretensiones populares. La solución no era perfecta, porque si el filtro es demasiado estricto, los votantes podían sentirse manipulados por sus representantes, que es lo que está ocurriendo en muchos países, entre ellos Estados Unidos.

¿Cómo podemos salir de esta paradoja y conseguir que la democracia funcione bien, es decir, que los votantes no se equivoquen? En 1993, Robert Putnam, un conocido sociólogo, publicó un libro que se ha convertido en un clásico: 'Making the Democracy Work', cuya lectura recomiendo a todos nuestros políticos. Estudió los motivos por los que la democracia funcionaba mejor en unas regiones italianas que en otras y descubrió que se debía a que unas tenían más capital social. Si esta es la solución, conviene estudiar este concepto con toda atención. Es lo que está haciendo el Equipo UP, que recopila, para ofrecerlo a la sociedad, en régimen 'creative commons', la abundante información que hay sobre este tema, y elaborar un test que evalúe el capital social y nos permita establecer medias para aumentarlo.

El capital social es el resultado de varios factores: el modo de resolver conflictos, la confianza en las instituciones y en las otras personas, la participación en actividades comunitarias, los valores compartidos, el índice de desigualdad económica, el índice de tolerancia a la corrupción, la ausencia de fanatismos y estereotipos, el nivel de pensamiento crítico. El capital social garantiza que las democracias funcionen. Hace ya años, el mismo Robert Putnam, en un famoso ensayo titulado 'Bowling Alone', señalaba el declive del capital social en Estados Unidos, que ha sido acelerado por la actual crisis económica. Han aumentado la desconfianza, la desigualdad, los prejuicios, los fanatismos, el individualismo y los movimientos emocionales, y han disminuido el pensamiento crítico y la solidaridad. Es un buen momento para preguntarse: ¿cómo estamos en España de capital social? Continuaré con el tema.

He vuelto a la filosofía, y ensayo un método que me parece muy sugestivo: hacer 'zoom' sobre un hecho, una palabra, un acontecimiento, para ver lo que resulta aplicándole el saber filosófico. Confesaré, antes de seguir, que voy contracorriente. En una época de escepticismo, a veces lúcido y a veces perezoso, tengo mucha confianza en la filosofía. Creo que no solo plantea preguntas, sino que da algunas respuestas. Hegel dijo que la filosofía, como el búho de Minerva, alza el vuelo al anochecer y siempre llega tarde, pero en contra de tan egregio colega, tengo la convicción de que necesitamos una filosofía madrugadora, que llegue a tiempo, porque estamos hechos un lío.

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