Qué significa tener un amigo imaginario en la infancia, según la psicología

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Los amigos imaginarios en la infancia son una manifestación común del desarrollo emocional y creativo de los niños. Lejos de ser motivo de alarma, la psicología infantil los considera una herramienta valiosa para canalizar sentimientos, estimular la imaginación y aprender a gestionar emociones desde los primeros años de vida.

Según el portal especializado Criar con Sentido Común, un amigo imaginario es “un personaje que crea el niño o la niña y al que trata como si fuera real. Interactúa con él y les habla a otras personas sobre él”. Tal como explica el artículo de la psicóloga infantil Elena Mesonero, esta figura puede ser un niño, un animal o incluso un superhéroe, y se desarrolla entre los tres y los siete años de edad como parte del crecimiento natural.

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Una herramienta emocional y de aprendizaje

Los expertos en psicología señalan que el amigo imaginario cumple una función esencial en el desarrollo emocional y social. “Sirve de canal de expresión y, a través de él, el niño o la niña libera sus sentimientos, pudiendo atribuir sus propias emociones y deseos al amigo imaginario para así expresarlas y liberarlas”, recoge el texto. Además, favorece la creatividad, la comunicación y la capacidad de resolver conflictos cotidianos de manera simbólica.

Mesonero añade que los padres no deben alarmarse ni ridiculizar esta conducta, sino observarla con empatía y curiosidad. “El amigo imaginario nos puede dar mucha información de lo que piensa, siente y vive nuestro hijo o hija”, aconseja. También recomienda mantener conversaciones naturales sobre él y evitar imponer juicios que puedan generar vergüenza o inhibición.

Desde Criar con Sentido Común se subraya que este tipo de juego solo debe preocupar si persiste más allá de los años iniciales o si se acompaña de comportamientos extraños o aislamiento social. En estos casos, se aconseja acudir a un especialista en psicología infantil para valorar la situación. En la mayoría de los casos, sin embargo, los amigos imaginarios desaparecen de forma natural, dejando tras de sí un aprendizaje emocional fundamental para la infancia.