La especia aromática y medicinal que favorece la salud del hígado, mejora la eliminación de toxinas y protege frente al daño hepático
Elegir bien los ingredientes en la dieta diaria puede marcar la diferencia, ya que hay elecciones culinarias que ayudan a cuidar la salud y a mantener el equilibrio del organismo
Las semillas de mostaza se emplean en numerosas preparaciones (Freepìk)
Rica en nutrientes esenciales y con un poderoso efecto protector sobre el organismo, la semilla de mostaza es una de las especias medicinales más valoradas por su capacidad para favorecer la salud del hígado, mejorar la eliminación de toxinas y proteger frente al daño hepático. Su uso, tanto en la cocina como en la medicina tradicional, se ha mantenido durante siglos en diferentes culturas.
Según el portal especializado WebMD, “la mostaza se produce a partir de semillas de mostaza trituradas y se usa ampliamente como condimento para dar sabor a numerosos platos asiáticos y mediterráneos”. La publicación explica que, con el auge de los ingredientes naturales en la industria alimentaria, “la mostaza se está convirtiendo rápidamente en un ingrediente predilecto en la preparación de nuevos productos”. Además, tanto las semillas como las hojas de la planta poseen valor culinario y propiedades medicinales reconocidas.
Las semillas de mostaza contienen una elevada cantidad de minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, zinc o selenio, así como vitaminas C, K y del grupo B. Estos nutrientes contribuyen al correcto funcionamiento del metabolismo, fortalecen el sistema inmunitario y participan en los procesos de desintoxicación hepática. Su aporte de antioxidantes y ácidos grasos poliinsaturados también ayuda a contrarrestar el estrés oxidativo y el envejecimiento celular.
El sitio detalla que la mostaza pertenece a la familia de las crucíferas, la misma que el brócoli o la col rizada, conocidas por sus efectos depurativos. Los glucosinolatos, compuestos que contienen azufre, junto con los isotiocianatos y la sinigrina, son responsables de gran parte de sus propiedades protectoras y del sabor característico de la especia.
Propiedades antimicrobianas, antioxidantes y curativas
Entre sus múltiples beneficios, las semillas de mostaza muestran una importante actividad antimicrobiana. De acuerdo con WebMD, “la sinigrina se descompone y forma un compuesto llamado isotiocianato de alilo (AITC)”, que ha demostrado capacidad para proteger frente a diversas bacterias. Además, los compuestos fenólicos y los tocoferoles que contienen actúan como antioxidantes, neutralizando radicales libres y reduciendo el riesgo de daño celular.
Las investigaciones también apuntan a un posible efecto anticancerígeno y a su capacidad para mejorar la cicatrización de heridas. No obstante, los expertos advierten que su consumo debe ser moderado, ya que un exceso podría afectar las enzimas hepáticas por la presencia de ácido erúcico. Por ello, se recomienda integrarlas en pequeñas cantidades dentro de una dieta equilibrada.
En la cocina, las semillas de mostaza amarilla se utilizan para elaborar salsas, aderezos o pastas, mientras que las variedades marrones, de sabor más intenso, se emplean en platos cocinados, especialmente en la gastronomía india. También pueden saltearse con ajo o incorporarse al final de una preparación para potenciar su aroma. Más allá de su papel culinario, la ciencia moderna continúa explorando su potencial como aliado natural del hígado y del bienestar general.
Rica en nutrientes esenciales y con un poderoso efecto protector sobre el organismo, la semilla de mostaza es una de las especias medicinales más valoradas por su capacidad para favorecer la salud del hígado, mejorar la eliminación de toxinas y proteger frente al daño hepático. Su uso, tanto en la cocina como en la medicina tradicional, se ha mantenido durante siglos en diferentes culturas.