Rafael Guzmán, psiconeuroinmunólogo, sobre cómo prevenir el SIBO: "No abusar de la verdura cruda"
Aunque hace unos años era una condición poco conocida, hoy son muchas las personas que sufren síntomas como hinchazón abdominal, flatulencias, dispepsia o reflujo
El psiconeuroinmunólogo Rafael Guzmán García. (Centro Metódica)
El SIBO, o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, se ha convertido en un problema cada vez más frecuente en la población. Aunque hace unos años era una condición poco conocida, hoy son muchas las personas que sufren síntomas como hinchazón abdominal, flatulencias, dispepsia o reflujo sin saber que su origen puede estar en un desequilibrio de la microbiota intestinal. Identificar la causa y adoptar hábitos adecuados es clave para prevenirlo, según explica el psiconeuroinmunólogo Rafael Guzmán García.
El experto recuerda que “las bacterias que colonizan nuestro tubo digestivo se concentran mayoritariamente al final del tubo digestivo, en el intestino grueso, y en el intestino delgado hay muy pocas”. Sin embargo, cuando esas bacterias proliferan en exceso, pueden causar una sintomatología “extremadamente incómoda”. Para evitarlo, Guzmán insiste en la importancia de actuar sobre varios frentes que van desde la respiración hasta la alimentación y el control del estrés.
Cuidar la microbiota
Uno de los primeros factores a tener en cuenta, según el especialista, es la forma en la que respiramos. “Los respiradores bucales tienen más predisposición a sufrir un SIBO”, advierte, ya que en la mucosa nasal se generan antimicrobianos naturales que destruyen las bacterias que inhalamos. Si este proceso se altera, “esas bacterias pueden invadir el tubo digestivo”. Por ello, Guzmán subraya la necesidad de respirar por la nariz para mantener las defensas naturales del cuerpo activas.
Otro de los pilares que destaca el experto es el equilibrio ácido del estómago. “Es sumamente importante mantener el pH del estómago extremadamente ácido, en torno a uno y medio o dos, como debe estar mientras comemos”, explica. Para ello, aconseja no beber agua durante las comidas, salvo si se añade un poco de zumo de limón, lo que ayuda a conservar el nivel de acidez necesario para una digestión adecuada y una protección frente a la proliferación bacteriana.
La alimentación es otro de los factores determinantes. Guzmán recomienda una dieta variada, pero advierte del exceso de fibra: “El exceso de fibra me puede generar un SIBO”. En este sentido, aconseja moderar el consumo de verdura cruda y optar por una cocción ligera. “No abusemos de la verdura cruda”, señala, explicando que darles un punto de cocción o triturarlas facilita la digestión, especialmente en personas que ya sufren esta alteración.
Por último, el especialista incide en el papel del estrés y los hábitos de vida en el equilibrio intestinal. “La meditación, el mindfulness, el deporte y los paseos por el campo o la playa pueden mejorar ese microambiente”, afirma. Estas prácticas ayudan a reducir los niveles de cortisol y a mantener un entorno intestinal menos propicio para la proliferación bacteriana.
Con más de veinticinco años de experiencia clínica y veintitrés dedicados a la docencia, Rafael Guzmán dirige un instituto especializado en Psiconeuroinmunología Clínica y es autor del libro Tu cuerpo, tu hogar. La longevidad depende de ti (2024), donde insiste en que “no existe mejor medicina preventiva y resolutiva que la modificación de hábitos nocivos”.
El SIBO, o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, se ha convertido en un problema cada vez más frecuente en la población. Aunque hace unos años era una condición poco conocida, hoy son muchas las personas que sufren síntomas como hinchazón abdominal, flatulencias, dispepsia o reflujo sin saber que su origen puede estar en un desequilibrio de la microbiota intestinal. Identificar la causa y adoptar hábitos adecuados es clave para prevenirlo, según explica el psiconeuroinmunólogo Rafael Guzmán García.