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Alejandra de Pedro, psicóloga: "A la parte emocional de tu cerebro le da igual que te pases toda la noche preocupado con tal de que estés más alerta"
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Alejandra de Pedro, psicóloga: "A la parte emocional de tu cerebro le da igual que te pases toda la noche preocupado con tal de que estés más alerta"

La experta explica que la clave para reducir la ansiedad está en realizar un esfuerzo consciente para desaprender esas respuestas automáticas

Foto: La psicóloga Alejandra de Pedro. (Linkedin)
La psicóloga Alejandra de Pedro. (Linkedin)

Reducir la ansiedad no es cuestión de fuerza de voluntad ni de pensamiento positivo. Según la psicóloga sanitaria Alejandra de Pedro, el cerebro humano está diseñado para priorizar la supervivencia, no la felicidad. Por eso, muchas personas que intentan “dejar de preocuparse” terminan atrapadas en un ciclo de alerta constante difícil de romper.

“Tu cerebro no está hecho para que seas feliz, está hecho para que sobrevivas”, explica De Pedro. En ese sentido, la especialista señala que la mente puede cometer dos tipos de errores a la hora de evaluar una amenaza. “Uno de ellos es el error de tipo 1 o la falsa alarma, que sucede cuando me pongo en alerta ante una situación que no era una amenaza real. Por ejemplo, voy por la calle, oigo unos pasos y pienso que es un atracador, pero resulta que no lo es. Y luego está el error de tipo 2, o falso negativo: iba por la calle, oí unos pasos, pensé que no era nada y resultó que sí lo era”, detalla.

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La experta subraya la ventaja evolutiva del falso positivo frente al falso negativo: es preferible activar la alarma ante un falso aviso que arriesgar la vida por no anticipar una amenaza. “Obviamente, las consecuencias de un falso negativo son mucho más catastróficas que las de un falso positivo. Si pensaba que era y luego resultó no serlo, lo único que me llevó es un buen susto y luego encima un alivio con lo cual me siento hasta mejor. Pero si no me he alertado, mi vida puede correr peligro”, explica.

Por este motivo, “a tu sistema límbico, a esa parte emocional de tu cerebro, le da igual que te pases toda la noche preocupado, le da igual que no duermas, le da igual que seas infeliz, con tal de que estés más alerta y más preparado para lo que sea”, afirma. Esta lógica ancestral, según De Pedro, es clave para entender por qué reducir la ansiedad es tan complicado. “Estamos luchando contra mecanismos de supervivencia muy antiguos”, advierte.

La experta pone ejemplos de cómo estos patrones cerebrales se expresan en la vida diaria. “En la ansiedad social, las personas están constantemente viendo señales de alerta donde no las hay. De una cara neutra de un amigo pueden interpretar que está enfadado; de un murmullo, que se están riendo de ellos”, indica. En el caso de la ansiedad generalizada, “puedes interpretar un correo seco de tu jefe como una señal de que te van a despedir”.

Reentrenar el cerebro para salir del modo alerta

De Pedro subraya que la clave está en realizar un esfuerzo consciente para desaprender esas respuestas automáticas. “Vas a tener que dejar de lado esa creencia de que estar preocupado te prepara para lo peor. Probablemente, te haya protegido pensar así en algún momento, quizá vengas de una infancia caótica o de un entorno inestable, pero ahora esa conducta te está haciendo daño”, explica.

Asimismo, advierte que no basta con razonar o aplicar pensamiento crítico. “Las conexiones neuronales que van desde el sistema límbico, la parte emocional, hacia la corteza prefrontal, la parte racional, son mucho más rápidas y potentes que viceversa. Es decir, pesa mucho más la influencia de lo emocional sobre lo racional”, precisa. Por eso, recomienda incorporar a la rutina diaria actividades que induzcan un estado de relajación física y mental. “Si quieres reducir la ansiedad sí o sí, tienes que introducir en tu día a día alguna práctica que induzca tu cuerpo a un estado de relajación: pueden ser meditaciones, mindfulness, yoga, taichí, estiramientos o relajación muscular”, aconseja. “Lo que sea que rebaje un poco esa activación para después tener una base más sólida sobre la que aplicar el pensamiento crítico y el trabajo cognitivo de relativización de los miedos”.

Reducir la ansiedad no es cuestión de fuerza de voluntad ni de pensamiento positivo. Según la psicóloga sanitaria Alejandra de Pedro, el cerebro humano está diseñado para priorizar la supervivencia, no la felicidad. Por eso, muchas personas que intentan “dejar de preocuparse” terminan atrapadas en un ciclo de alerta constante difícil de romper.

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