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Ismael Romero, experto en sueño: "Si pongo un despertador y me pilla en plena fase de ondas delta profundas, me levanto que necesito 4 cafés"
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Ismael Romero, experto en sueño: "Si pongo un despertador y me pilla en plena fase de ondas delta profundas, me levanto que necesito 4 cafés"

El fisioterapeuta explica las fases por las que pasa el cerebro durante la noche y cómo el estrés y los malos hábitos pueden afectar la calidad del descanso

Foto: El fisioterapeuta y profesor universitario Ismael Romero, doctorando en trastornos del sueño. (Pódcast Hábito Zero)
El fisioterapeuta y profesor universitario Ismael Romero, doctorando en trastornos del sueño. (Pódcast Hábito Zero)

El descanso nocturno cumple un papel esencial en la reparación física y emocional del cuerpo. Sin embargo, muchas personas desconocen cómo se estructura el sueño y por qué se despiertan cansadas a pesar de haber dormido varias horas. En el pódcast Hábito Zero el fisioterapeuta y profesor universitario Ismael Romero, doctorando en trastornos del sueño, explica las fases por las que pasa el cerebro durante la noche y cómo el estrés y los malos hábitos pueden afectar la calidad del descanso.

“El sueño cumple una función de reparación”, señala Romero. A nivel emocional, añade, “los niños elaboran a través del juego y los adultos elaboramos a través del sueño”. Durante la noche, el cuerpo y la mente llevan a cabo procesos que permiten liberar tensiones, regular las emociones y reparar tejidos. Por ello, un descanso interrumpido o poco profundo puede tener consecuencias tanto físicas como psicológicas.

Cómo se estructura el sueño

El experto explica que el sueño se organiza en ciclos de unos 90 minutos, que se repiten varias veces a lo largo de la noche. Cada ciclo está compuesto por diferentes fases: la fase no REM —que incluye las etapas N1, N2 y N3— y la fase REM, en la que el cerebro se activa de nuevo como en el estado de vigilia.

Durante la fase N1 comienza la somnolencia, disminuyen las pulsaciones y el cuerpo empieza a relajarse. En la N2, las ondas cerebrales se vuelven más lentas, mientras que en la N3 —el sueño profundo— se produce una desconexión sensorial y motora. “Si un paciente dice que cualquier ruido o movimiento le despierta, es que no ha llegado a la fase profunda del sueño”, apunta Romero.

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En la fase REM (movimiento ocular rápido), el cerebro vuelve a trabajar con ondas rápidas y se activa el sistema linfático, encargado de eliminar toxinas como la betamiloide, vinculada a la enfermedad de Alzheimer. “Si no llego a fase profunda del sueño o fase REM, este sistema no va a funcionar de manera óptima, y al día siguiente voy a estar cansado”, advierte el especialista.

El impacto del despertador en la calidad del descanso

Romero explica que despertarse de forma natural al final de una fase REM permite levantarse con energía, mientras que hacerlo de forma forzada interrumpe el proceso de recuperación cerebral. “Si yo pongo un despertador y me pilla en plena fase de ondas delta profundas, me levanto que necesito 4 cafés para empezar el día”, afirma. Por este motivo, subraya la importancia de respetar los ciclos de sueño completos y evitar los despertares bruscos que rompen el equilibrio fisiológico.

“Es fundamental entender cómo se estructura el sueño para poder optimizarlo”, añade. Los dispositivos que monitorizan el descanso clasifican las fases en sueño superficial (N1 y N2), sueño profundo (N3) y fase REM. Para que el descanso sea reparador, explica, es necesario pasar por todas ellas y completarlas de forma cíclica.

El estrés

El experto en sueño también aborda la relación entre estrés y descanso. La activación constante del sistema nervioso simpático —provocada por preocupaciones, ansiedad o conflictos emocionales— puede impedir que el cuerpo alcance las fases más profundas del sueño. “Está demostrado científicamente que para entrar en fase profunda debe haber una hiperactividad parasimpática”, explica Romero. Durante el sueño, la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca disminuyen, pero si una persona está estresada, ese proceso se ve interrumpido, dificultando el descanso.

Romero recomienda analizar distintos factores para evaluar la calidad del sueño: el tiempo que se tarda en dormir (fase de latencia), la cantidad de horas totales, las interrupciones nocturnas y la sensación de somnolencia diurna. “Si alguien duerme pero se levanta agotado, significa que su sueño no ha sido reparador”, advierte.

El descanso nocturno cumple un papel esencial en la reparación física y emocional del cuerpo. Sin embargo, muchas personas desconocen cómo se estructura el sueño y por qué se despiertan cansadas a pesar de haber dormido varias horas. En el pódcast Hábito Zero el fisioterapeuta y profesor universitario Ismael Romero, doctorando en trastornos del sueño, explica las fases por las que pasa el cerebro durante la noche y cómo el estrés y los malos hábitos pueden afectar la calidad del descanso.

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