El experto en primeros auxilios Miguel Assal ha compartido en sus redes sociales una advertencia que ha generado gran repercusión: "usar el móvil en el váter aumenta el riesgo de hemorroides". En un vídeo con su característico tono divulgativo y humorístico, el profesional explica que esta costumbre tan extendida incrementa hasta en un 46 % las probabilidades de desarrollar almorranas, según un estudio reciente que relaciona el tiempo sentado con la presión en las venas del área anal.
Assal subraya que el problema no está en el teléfono, sino en el tiempo prolongado que se pasa sentado en el retrete. Permanecer más de diez minutos con el tronco inclinado hacia adelante ejerce una presión adicional que comprime las venas del canal anal, haciendo que se dilaten y se inflamen, de forma similar a una variz. Esta postura sostenida favorece la aparición de molestias, picor y sangrado, síntomas frecuentes de las hemorroides.
El divulgador añade que, al mantener el cuerpo en esa posición, el suelo pélvico pierde apoyo y las venas se distienden con mayor facilidad. “Venas con forma de teta que quieren asomar para ver mundo”, ironiza, describiendo gráficamente el proceso. Además, advierte que la relajación excesiva durante el uso del móvil en el baño contribuye a empeorar la circulación y agravar la presión venosa en la zona anal.
Por ello, Miguel Assal recomienda dejar el teléfono fuera del baño y reducir el tiempo de estancia a lo imprescindible. “Cuando se come, se come, y cuando se defeca, se defeca”, concluye, insistiendo en que el uso del móvil en el váter, aunque parezca inofensivo, puede tener un impacto directo sobre la salud anal. Su mensaje ha reavivado el debate sobre los hábitos cotidianos que perjudican al organismo sin que seamos conscientes de ello.
El experto en primeros auxilios Miguel Assal ha compartido en sus redes sociales una advertencia que ha generado gran repercusión: "usar el móvil en el váter aumenta el riesgo de hemorroides". En un vídeo con su característico tono divulgativo y humorístico, el profesional explica que esta costumbre tan extendida incrementa hasta en un 46 % las probabilidades de desarrollar almorranas, según un estudio reciente que relaciona el tiempo sentado con la presión en las venas del área anal.