Jamie Wood, ejecutiva del bienestar, revela las cuatro rutinas matutinas que no perdona: “Los efectos que he notado son significativos”

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Vivir de manera saludable no siempre implica grandes cambios, sino pequeñas rutinas que son secreto para nuestra mente y nuestro cuerpo. Mantener hábitos que reduzcan el estrés, favorezcan la concentración y mejoren la energía puede ser tan relevante como la alimentación o el deporte. Cada vez más expertos en bienestar subrayan que la clave está en cómo arrancamos el día, ya que esas primeras horas condicionan el resto de la jornada.

En este contexto, la historia de Jamie Wood es un ejemplo revelador. Esta directiva de 43 años comenzó su carrera en el mundo de las finanzas siguiendo los pasos de su familia, pero rondando la treintena sufrió un agotamiento severo. “Sentía como si alguien hubiera tomado el control de mi vida y la hubiera convertido en una escala de grises”, confesó en declaraciones recogidas por CNBC. Aquel punto de inflexión la llevó a interesarse por el cerebro y a replantearse por completo su forma de vivir.

De esa experiencia nació Autonomic, una plataforma centrada en el bienestar cerebral que ayuda a generar hábitos para reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, la energía, la concentración y el sueño. Ella misma define su creación como “un entrenador personal para tu cerebro”. Gracias a su trabajo con expertos en neurociencia, Wood ha incorporado a su vida una serie de rutinas que considera innegociables y que repite cada mañana.

Las cuatro rutinas matutinas de Jamie Wood

Comenzar el día sin mirar el móvil, hidratarse con un ritual muy específico, aprovechar la luz natural y moverse unos minutos son los pilares de su bienestar. Estas rutinas, compartidas por Wood en el Festival de Innovación Fast Company de Nueva York y recogidas por CNBC, son las que ella considera esenciales para tener más energía y claridad mental.

1. Nada de pantallas al despertar: “Tus primeras actividades de la mañana pueden afectar considerablemente tu capacidad para concentrarte, mantenerte motivado y pensar con claridad durante el resto del día”, explicó. “Tu corteza prefrontal, la parte del cerebro que te ayuda a concentrarte y tomar decisiones, se ve especialmente influenciada por lo que haces y experimentas poco después de despertarte”. Por eso, dedica los primeros 30 minutos a ducharse, vestirse y prepararte sin mirar su teléfono.
2. Agua tibia con un toque especial: “Pongo a hervir la tetera y tomo una taza de agua tibia con una pizca de sal y una rodaja de limón o naranja”, contó. Según sus palabras, “una pizca de sal o una solución electrolítica equilibrada (agua con una pizca de sal, un toque cítrico o un poco de miel) puede mejorar la función cognitiva y la velocidad de respuesta tras una noche de deshidratación”.
3. Exposición a la luz natural: salir al exterior o sentarse junto a una ventana orientada al este es otro paso fundamental. “Exponer los ojos a la luz exterior entre 30 y 60 minutos después de despertarse, idealmente de 1 a 3 minutos, incluso en días nublados, ajusta correctamente el reloj interno del cerebro, el ritmo circadiano”, afirmó. Y añade: “Este hábito diario favorece una mayor energía, una mayor agudeza mental y un sueño más saludable”.
4. Ejercicio, aunque sea breve: no importa si es solo un paseo corto o algunos estiramientos en casa: Wood considera el movimiento esencial. “Si hace buen tiempo, doy una vuelta a la manzana”, relató. “Si no hace buen tiempo, hago ejercicio suave en casa”. Y remarcó: “El ejercicio matutino libera dopamina y norepinefrina, las sustancias químicas del cerebro para la concentración y la motivación. Esto mejora el estado de ánimo, agudiza la concentración y mejora la atención, la memoria, la flexibilidad cognitiva y el aprendizaje durante las horas posteriores”.

Estas cuatro rutinas son, según Wood, su fórmula personal para preparar el cerebro antes de enfrentarse a la jornada. “Hago todo esto antes para preparar mi cerebro para el día”, aseguró a CNBC. “Los efectos que he notado son significativos”. Un testimonio que demuestra que los pequeños hábitos pueden convertirse en grandes aliados para una vida más saludable y plena.