Ana Molina, dermatóloga: "¿Por qué con unas camisetas hueles genial y con otras… sales corriendo de ti mismo?"

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No siempre es culpa del sudor ni del desodorante. Según explica la dermatóloga Ana Molina, hay una razón científica por la que algunas prendas parecen potenciar el mal olor corporal y otras no: el tejido del que están hechas. La ropa que elegimos influye, y mucho, en cómo olemos a lo largo del día.

“El tipo de tejido que llevas influye en cómo huele”, asegura Molina, que ha compartido un práctico ranking de materiales para ayudar a elegir ropa que no solo sea cómoda, sino también más amable con el olfato.

La lana se lleva el oro. Según la especialista, este material es el más eficaz para evitar olores desagradables. “Tiene acción antibacteriana natural, por lo que no deja que proliferen las bacterias que provocan el mal olor”, explica. Además, regula muy bien la temperatura, lo que también reduce la sudoración.

El lino ocupa el segundo lugar, gracias a su alta transpirabilidad. Es un tejido fresco, ligero y de secado rápido, ideal para días calurosos o para quienes tienden a sudar más.

El algodón se cuelga el bronce, siendo un tejido habitual y asequible para el día a día. Aunque resulta cómodo y bastante absorbente, tiene un punto débil: tarda más en secarse, lo que puede favorecer la proliferación de bacterias si se acumula la humedad.

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P. Díaz

¿Y cuál es el peor tejido para mantener a raya el mal olor? “Sin duda, el poliéster”, sentencia Ana Molina. Lo sigue muy de cerca el nylon. Ambas son fibras sintéticas que no dejan respirar bien a la piel y atrapan el sudor, creando el entorno perfecto para que las bacterias se multipliquen y generen malos olores.

Para quienes no pueden evitar usar tejidos sintéticos, la dermatóloga recomienda lavar estas prendas después de cada uso y, si se quiere ir un paso más allá, añadir un desinfectante textil en la colada. Este pequeño gesto puede marcar la diferencia.

Así que si alguna vez has notado que con una camiseta hueles mejor que con otra, no es casualidad. Como recuerda Ana Molina con humor, “no es tu imaginación ni el desodorante, es tu ropa”. Elegir bien el tejido puede ser el primer paso para sentirse fresco durante todo el día.