Karan Rangarajan, cirujano: "Si congelas una rebanada de pan tostado y lo vuelves a tostar reduces a la mitad su índice glucémico"

Una técnica que se ha vuelto tendencia en TikTok promete reducir el impacto de los hidratos de carbono sin renunciar al sabor del pan recién hecho. Según varios expertos, congelar el pan justo después de tostarlo podría transformar su composición química, convirtiendo parte de su almidón en lo que se conoce como “almidón resistente”, una forma más beneficiosa para el organismo.

Todo empezó con un consejo doméstico popularizado en redes como el “secreto de las madres asiáticas”. El método consiste en cocinar alimentos ricos en almidón —como pan, arroz o pasta—, enfriarlos o congelarlos y luego recalentarlos. Este proceso, llamado retrogradación del almidón, cambia la estructura molecular de los hidratos de carbono, haciéndolos más compactos y menos digeribles. Aunque no supone una reducción drástica de calorías, este fenómeno convierte parte del almidón en una forma resistente a la digestión, lo que retrasa la absorción de glucosa y ayuda a mantener niveles de azúcar más estables en sangre.

El cirujano británico Karan Rangarajan explica en The New York Post que “si tomas una rebanada de pan blanco, la congelas, la descongelas y la vuelves a tostar, puedes reducir casi a la mitad su índice glucémico”. Este índice mide la rapidez con la que un alimento eleva el azúcar en sangre, por lo que un valor más bajo se asocia con una digestión más lenta y saciante. El almidón resistente actúa de forma similar a la fibra: no se digiere en el intestino delgado, sino que pasa al intestino grueso, donde sirve de alimento a las bacterias beneficiosas. De esta manera, favorece una microbiota intestinal más saludable y una liberación de energía más gradual.

Dilley recomienda refrigerar el pan o el alimento durante al menos 24 horas antes de recalentarlo

El truco se puede aplicar a carbohidratos complejos como pan, arroz, patatas, avena, pasta o legumbres, pero no sirve con dulces o productos elaborados con azúcares simples. Según Kristine Dilley, dietista, el almidón resistente aporta unas 2,5 calorías por gramo frente a las 4 del almidón común, lo que puede marcar una diferencia si se aplica con frecuencia. Dilley recomienda refrigerar el pan o el alimento durante al menos 24 horas antes de recalentarlo, siempre cuidando las normas de conservación para evitar riesgos de intoxicación alimentaria. Una manipulación incorrecta puede provocar la proliferación de bacterias en los alimentos.

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Aunque el método se ha vuelto viral, los nutricionistas recuerdan que no se trata de una solución milagrosa para adelgazar. La dietista canadiense Helen Tieu explica que “los ciclos repetidos de enfriamiento y recalentamiento pueden aumentar significativamente el contenido de almidón resistente, pero el tipo de pan, la cantidad y con qué se acompaña son factores más determinantes”. Para quienes buscan mejorar su dieta sin complicaciones, los expertos recomiendan optar directamente por panes integrales, de masa madre o de grano germinado. Sin embargo, si lo tuyo es experimentar en la cocina, congelar el pan después de tostarlo podría ser el truco más sorprendente que hayas probado en tu desayuno.