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Qué significa reírse de uno mismo, según la psicología
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Humor autocrítico

Qué significa reírse de uno mismo, según la psicología

Desde la psicología, este tipo de humor se conoce como humor autocrítico o autoirónico

Foto: Reírnos mejora el bienestar general. (istock)
Reírnos mejora el bienestar general. (istock)

Reírse de uno mismo no es un signo de debilidad, sino una demostración de madurez emocional y salud mental. Desde la psicología, este tipo de humor —conocido como humor autocrítico o autoirónico— refleja la capacidad de aceptar nuestras propias imperfecciones con ligereza y sin perder el sentido del humor. Lejos de implicar inseguridad, puede ser una herramienta poderosa para mejorar la autoestima, reducir el estrés y fortalecer las relaciones sociales.

Reírnos en general, y en especial de nosotros mismos, contribuye a aliviar tensiones, aumentar la serotonina y la dopamina, reforzar el sistema inmunitario y mejorar el bienestar general. Además, las personas con sentido del humor tienden a ser más queridas y persuasivas, ya que la risa compartida potencia los vínculos y la confianza interpersonal. En este sentido, el humor autocrítico permite asumir los fallos desde la humildad, mostrando que no nos tomamos demasiado en serio y que somos capaces de relativizar nuestras propias dificultades.

Foto: Dany Blázquez en su vídeo de TikTok (@danyblazquez)

Este tipo de humor tiene un importante componente de autoconciencia. Las personas que son capaces de reírse de sí mismas suelen tener una visión realista de sus virtudes y limitaciones. Reírse de uno mismo aumenta la confianza, ya que quien se muestra con autenticidad y sin miedo a sus defectos proyecta fortaleza y seguridad.

El psicólogo estadounidense Gordon Allport, considerado uno de los padres de la psicología de la personalidad, incluyó la capacidad de reírse de uno mismo dentro de las características que definen la madurez psicológica. En su teoría sobre la personalidad, Allport la vinculó a la “autoobjetivación”, es decir, la comprensión del propio comportamiento y la habilidad de observarse sin rigidez ni culpa. Esta autopercepción realista permite aceptar los errores con serenidad y evolucionar sin quedarse atrapado en la autocrítica.

Cuándo deja de ser saludable

El humor autocrítico puede convertirse en un arma de doble filo si se utiliza en exceso o con un tono autodespectivo. En esos casos, más que un signo de seguridad, puede reflejar inseguridad o baja autoestima. Expresiones como “soy un desastre” o “nunca hago nada bien”, aunque se digan en tono de broma, pueden reforzar pensamientos negativos y deteriorar la imagen personal a largo plazo.

El límite está en la intención. Cuando reímos para aligerar un error o para conectar con los demás desde la vulnerabilidad, el humor cumple su función terapéutica. Pero si la burla hacia uno mismo se convierte en una forma constante de invalidarse o de buscar aprobación, deja de ser un gesto de fortaleza y se convierte en un síntoma de malestar emocional.

Reírse de uno mismo no es un signo de debilidad, sino una demostración de madurez emocional y salud mental. Desde la psicología, este tipo de humor —conocido como humor autocrítico o autoirónico— refleja la capacidad de aceptar nuestras propias imperfecciones con ligereza y sin perder el sentido del humor. Lejos de implicar inseguridad, puede ser una herramienta poderosa para mejorar la autoestima, reducir el estrés y fortalecer las relaciones sociales.

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