Alejandro Fernández, farmacéutico: "Cuando no podemos dormir, el cerebro empieza a comerse a sí mismo"

El farmacéutico y divulgador Alejandro Fernández ha explicado en uno de sus vídeos un fenómeno tan sorprendente como preocupante: la falta de sueño continuada puede provocar que el cerebro se devore a sí mismo. Según Fernández, esto se debe a un proceso biológico que, aunque es natural, se descontrola cuando pasamos muchas noches sin descansar bien.

“Cuando no dormimos, el cerebro se come a sí mismo”, comienza diciendo el especialista. Fernández se apoya en un estudio realizado por científicos italianos que descubrieron cómo la privación del sueño activa un proceso de fagocitosis descontrolada, es decir, una especie de “autozampamiento” en el que las neuronas y sus conexiones sinápticas son devoradas sin criterio. Este mecanismo, conocido científicamente como autofagia, tiene una función útil: eliminar las células viejas o dañadas para dar paso a otras nuevas. “Es un proceso normal y necesario”, explica Fernández, “pero el problema llega cuando el cerebro no descansa lo suficiente y empieza a destruir estructuras que todavía eran funcionales”.

El farmacéutico advierte de que este tipo de daño no se puede revertir simplemente durmiendo más otro día. “Lo que se pierde no se recupera”, subraya. Cuando el proceso se activa de manera caótica, el cerebro elimina tanto lo que sobra como lo que todavía se necesita, afectando directamente a las sinapsis, las conexiones que permiten la comunicación entre las neuronas.

Fernández también apunta a un posible vínculo entre esta “autocanibalización cerebral” y enfermedades como el Alzheimer u otras patologías neurodegenerativas. Según explica, dormir poco o mal podría alterar los mecanismos naturales de limpieza neuronal, acumulando daño que se traduce en deterioro cognitivo con el tiempo.

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La investigación citada y las palabras de Fernández refuerzan una idea que los expertos en neurociencia llevan tiempo subrayando: el sueño no es un lujo, sino una necesidad vital. Durante las horas de descanso, el cerebro lleva a cabo tareas esenciales de reparación, limpieza y consolidación de la memoria. Cuando este proceso se interrumpe de forma habitual, el sistema nervioso paga las consecuencias. Alejandro Fernández concluye su explicación con una advertencia clara: “Cuando duermes bien, ese proceso de eliminación es controlado; cuando duermes mal, se vuelve caótico y destructivo”.