Roser Gort, psicóloga: "En la cama, sin estímulos, tu mente llena el silencio con pensamientos y preocupaciones"

• Cristina Lora, experta en seguridad alimentaria: "Hacemos mal las descongelaciones"
• Lara Lorenzo, podóloga: "El uso de tacones no es bueno, obvio, ya que este calzado hace daño en los pies"

A muchos les ocurre lo mismo: están a punto de quedarse dormidos en el sofá, pero al meterse en la cama el sueño desaparece como por arte de magia. Según la psicóloga Roser Gort, no es casualidad. Se trata de un fenómeno relacionado con la forma en la que nuestro cerebro responde a los estímulos y al silencio.

“En el sofá tienes distracciones —la televisión, el móvil o una conversación— y el cerebro está ocupado con estímulos externos”, explica Gort. En ese entorno, el cansancio físico gana terreno y la somnolencia aparece de manera natural. Pero al apagar las luces y acostarnos, todo cambia: desaparecen los ruidos, las pantallas y la compañía.

La especialista apunta que en ese momento la mente se queda a solas con uno mismo y empieza a rellenar el vacío con pensamientos. “Repasa lo que has hecho hoy, prevé lo que tendrás que hacer mañana… no es que se te haya quitado el sueño, es que al eliminar los estímulos externos, tu mente saca a la luz todo lo que habías dejado en un segundo plano durante el día”, explica.

Este proceso es completamente normal, pero puede convertirse en un obstáculo para dormir si no se aprende a gestionarlo. La mente, privada de distracciones, aprovecha ese silencio para hacer balance del día, planificar o incluso preocuparse por asuntos pendientes. Por eso, el insomnio que aparece justo al acostarse no siempre tiene que ver con una falta de sueño físico, sino con un exceso de actividad mental.

TE PUEDE INTERESAR

Los 3 hábitos nocturnos que te que ayudarán a combatir el bajón de septiembre, según los expertos

S. G.

Gort recomienda dedicar unos minutos antes de dormir a una rutina de desconexión que permita liberar la mente de pensamientos acumulados. “Una de las claves está en crear un espacio previo al momento de acostarse, donde esos pensamientos tengan cabida para que no interfieran con la cama”, aconseja.

Prácticas como escribir un diario, leer algo ligero o simplemente tomarse un rato de calma sin pantallas pueden ser de gran ayuda. Se trata, según la psicóloga, de enseñar al cerebro a distinguir el momento de reflexión del momento de descanso, permitiendo que el sueño vuelva a aparecer cuando toca: al apagar la luz y dejar de pensar.