Una española, sobre su vida en Estados Unidos: "Echo mucho de menos poder irme a una terraza, sentarme, tomar algo, hablar"

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Vivir fuera de tu país natal puede ser una experiencia tan enriquecedora como desafiante. Adaptarse a nuevas costumbres, ritmos y formas de entender la vida implica enfrentarse a un choque cultural que, con el tiempo, se convierte en una lección sobre uno mismo y sobre la sociedad en la que te integras. Así lo ha contado Mar, una española que reside en Estados Unidos y que ha querido compartir en redes sociales lo que más echa de menos de nuestro país.

En su testimonio, Mar contrasta el modo de vida estadounidense con el español, señalando que en el país americano “todo tiene que ser productivo”. “El tiempo para ellos tiene que ser eficiente, todo tiene que ser productivo. Le echan mil horas al trabajo generando algo que es dinero. Entonces, cuanto más trabajen, pues más dinero tienen”, explica.

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La joven destaca que esta visión tan pragmática del tiempo se extiende más allá del ámbito laboral. “Es como que el tiempo les tiene que ser útil de alguna manera. Pero claro, me agobio porque no saben simplemente quedar a tomar algo y luego ir viendo.”, señala.

Para Mar, lo que más le cuesta asimilar es la rigidez con la que los estadounidenses organizan su tiempo libre. “Quedas con ellos y necesitan saber a qué hora empieza y a qué hora termina. O sea, no saben simplemente estar”, comenta. A pesar de ello, reconoce que valora su energía y ambición: “Son superemprendedores, no se están quietos, siempre tienen alguna idea que quieren hacer, tienen muchas metas en la vida, muchas cosas que quieren conseguir. O sea, admiro mucho eso”.

No obstante, entre la admiración y la nostalgia, Mar confiesa lo que más extraña de su España: la sencillez de los momentos cotidianos. “Echo de menos el poder irme a una terraza, sentarme, tomar algo, hablar… Sí, echo mucho de menos eso de la cultura española”, reconoce. Y añade con un toque de melancolía: “Así que la próxima vez que estés tomándote algo en una terraza, por favor, acuérdate de mí y disfrútalo”.

Su reflexión ha llegado a muchos españoles que viven en el extranjero y se han sentido identificados con ese anhelo de lo cotidiano: las charlas sin prisa, las sobremesas largas y la espontaneidad que caracteriza a la cultura mediterránea. Un recordatorio de que, más allá de las oportunidades laborales o la eficiencia, la vida también se mide en momentos compartidos sin mirar el reloj.