Xevi Verdaguer, psiconeuroinmunólogo: "Los dedos de las manos y los pies deben estar fríos por la mañana; es señal de que todo está bien"
El especialista ha explicado cómo la temperatura de manos y pies revela el equilibrio hormonal diario y el buen funcionamiento del sistema inmunológico
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El cuerpo humano tiene una forma curiosa de avisarnos si nuestras hormonas están funcionando correctamente desde primera hora del día. El psiconeuroinmunólogo Xevi Verdaguer lo ha explicado con un truco tan sencillo como revelador: sentir frío en los dedos de las manos y los pies al despertarnos puede ser un signo de buena salud. Lejos de ser una molestia, esa sensación tendría detrás un complejo engranaje hormonal que regula la energía, la fertilidad y hasta la claridad mental.
Según Verdaguer, durante la mañana deberían predominar hormonas como la adrenalina, la noradrenalina, la dopamina, la serotonina y el cortisol. Todas ellas se agrupan dentro de lo que se conoce como “hormonas de estrés”, aunque en este caso no se asocian con un efecto negativo, sino con la activación del organismo. “Estas hormonas son vasoconstrictoras, aceleran el corazón y hacen que los vasos sanguíneos de las manos se contraigan”, ha explicado recientemente en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram. Esa contracción provoca que los dedos se enfríen, al mismo tiempo que los órganos vitales del interior del cuerpo se mantienen más calientes y protegidos.
Para el especialista, esta señal matutina es clave. “Si los dedos están fríos, el core y el hipotálamo están calientes y esto es señal de que todo está bien”. De esa manera, el organismo prioriza la circulación y la temperatura en los órganos principales, algo que resulta esencial para que el aparato digestivo, la fertilidad o la energía diaria funcionen de forma correcta.
Pero no todo ocurre de día. El cuerpo también tiene su propio cambio de turnos cuando llega la noche. En ese momento, lo ideal es que las hormonas del estrés desciendan y que la melatonina tome el protagonismo. Esta última se encarga de preparar al sistema inmunológico para trabajar mientras dormimos. “La melatonina tiene que estar alta, preparando a tu sistema inmunológico, que va a tener toda la asignación energética de nuestro cuerpo para ser protagonista por las noches”, señala Verdaguer.
La consecuencia de este ajuste hormonal es muy clara: por la noche, lo saludable es notar calor en manos y pies. Esa temperatura más elevada en las extremidades indica que la sangre fluye con mayor libertad hacia ellas, lo que encaja con el reposo del resto de sistemas y el trabajo intenso del sistema inmune. “Por la noche, las manos y los pies tienen que estar calientes”, insiste el especialista.
La explicación combina aspectos de la psiconeuroinmunología, una disciplina que estudia la relación entre el sistema nervioso, las hormonas, el sistema inmune y la conducta. En su planteamiento, el cuerpo funciona como un engranaje perfectamente sincronizado en el que cada hormona tiene un papel que cumplir en el momento adecuado. Durante el día, las que activan y movilizan energía; durante la noche, las que reparan y fortalecen defensas.
Este pequeño truco de observación, que puede parecer anecdótico, abre también la puerta a reflexionar sobre los hábitos de vida. Dormir las horas necesarias, mantener una rutina estable de descanso, reducir el estrés acumulado o evitar estímulos que alteren la producción de melatonina (como la exposición a pantallas justo antes de dormir) son factores que influyen directamente en este ciclo de frío y calor que Verdaguer describe.
Aunque la propuesta del psiconeuroinmunólogo puede resultar llamativa, lo cierto es que encaja con lo que diversos estudios han señalado sobre la importancia de los ritmos circadianos. La ciencia ha demostrado que las oscilaciones naturales de las hormonas durante el día y la noche regulan procesos tan dispares como el apetito, la memoria o el rendimiento físico. Escuchar al propio cuerpo y prestar atención a estas señales puede ayudar a detectar desequilibrios que muchas veces pasan desapercibidos.
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El cuerpo humano tiene una forma curiosa de avisarnos si nuestras hormonas están funcionando correctamente desde primera hora del día. El psiconeuroinmunólogo Xevi Verdaguer lo ha explicado con un truco tan sencillo como revelador: sentir frío en los dedos de las manos y los pies al despertarnos puede ser un signo de buena salud. Lejos de ser una molestia, esa sensación tendría detrás un complejo engranaje hormonal que regula la energía, la fertilidad y hasta la claridad mental.