Qué significa morderte las uñas sin darte cuenta, según la psicología

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Morderse las uñas es un gesto tan extendido que muchos lo hacen sin apenas notarlo. Este hábito repetitivo suele surgir en momentos de nerviosismo o tensión, aunque a veces se convierte en una costumbre automática que aparece incluso sin un motivo aparente. Afecta tanto a niños como a adultos y, pese a parecer inofensivo, puede tener implicaciones físicas y emocionales más importantes de lo que se piensa.

Desde el centro De Salud Psicólogos explican que la onicofagia (el término técnico de morderse las uñas) puede llegar a provocar heridas, infecciones y sentimientos de culpa, además de una percepción negativa de la propia imagen. Señalan que sus causas más comunes son la ansiedad, la timidez, la inseguridad, la frustración, la baja autoestima o estar pasando por una depresión, aunque también puede relacionarse con un trastorno obsesivo-compulsivo o incluso con estar experimentando momentos importantes de cambio vital. Sin embargo, los expertos recuerdan que cada caso tiene un origen distinto, y que no siempre se debe a un único factor psicológico.

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Los psicólogos del centro subrayan que detrás de este comportamiento suele existir una dificultad para gestionar la ansiedad, el estrés o las emociones intensas. En algunos casos, morderse las uñas actúa como una forma inconsciente de aliviar la tensión, algo que proporciona una sensación de calma momentánea, pero que después puede derivar en culpa o malestar. Por ello, los especialistas insisten en que no se trata solo de una mala costumbre, sino de un patrón de conducta que puede requerir atención profesional si persiste.

Un hábito ligado a la ansiedad

Aunque De Salud Psicólogos advierte de posibles daños permanentes en las uñas, lo cierto es que las deformaciones irreversibles son muy poco frecuentes y únicamente suelen darse en casos muy extremos. En la mayoría de los casos, las uñas vuelven a crecer con normalidad una vez se interrumpe el hábito. Lo que sí es común son las pequeñas infecciones o inflamaciones por contacto con bacterias, especialmente cuando se muerden las cutículas o la piel del contorno.

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De acuerdo con la psicología actual, la onicofagia se incluye entre los comportamientos repetitivos centrados en el cuerpo, similares a rascarse o tirarse del pelo. No siempre requiere un tratamiento clínico, pero cuando el hábito genera daño o malestar puede abordarse con técnicas de relajación y estrategias conductuales. El objetivo no es solo dejar de morderse las uñas, sino aprender a manejar las emociones que desencadenan el impulso.