El café es una de las bebidas más consumidas del mundo y todos ansiamos, especialmente en este tiempo más frío que se acerca, esa humeante taza que nos da energía para la tarde tras el almuerzo. Pero ojo, en el pódcast Tiene Sentido cardiólogo Aurelio Rojas advierte de que tomarlo después de la comida puede aumentar la probabilidad de sufrir problemas cardíacos, por lo que aconseja reservarlo para las horas de la mañana. “Las personas que tomaban café después de comer tenían mayor probabilidad de tener problema de corazón”, resume, señalando que no se trata de demonizar la cafeína, sino de respetar los ritmos naturales del organismo.
La clave está en el ritmo circadiano, ese reloj interno que regula el sueño y el metabolismo. El especialista recuerda que la cafeína por la tarde interfiere en la calidad del descanso, incluso en quienes creen dormir sin dificultad. Dormir no equivale siempre a descansar: “Aunque te duermas, la cafeína afecta a cómo se regenera tu cuerpo. Puede que tengas los ojos cerrados, pero tu cerebro no ha hecho todo el ciclo reparador del sueño”, explica. El resultado: fatiga, peor rendimiento y, a largo plazo, más riesgo vascular.
Lejos de ser un enemigo, el café —si es natural y de calidad— aporta antioxidantes y compuestos antiinflamatorios beneficiosos para el corazón. El límite está en no superar las 4 o 5 tazas al día y, sobre todo, en no retrasar su consumo más allá de las 15:00 horas. Quienes son más sensibles a la cafeína pueden optar por la versión descafeinada, que conserva buena parte de sus efectos positivos. Eso sí, fuera cafés torrefactos o tostados con azúcar, que pueden generar compuestos nocivos durante el procesado.
El cardiólogo Aurelio Rojas (Instagram/@doctorrojass)
En Tiene Sentido pone en contexto otros mitos alimenticios. Lejos de prohibiciones absolutas, defiende el consumo moderado de alimentos como el chocolate negro con alto porcentaje de cacao, el huevo o el aceite de oliva virgen extra, todos con propiedades útiles para el sistema cardiovascular. “El problema no es el huevo, sino lo que lo acompaña: harinas refinadas, azúcares o bollería industrial”, señala. Por el contrario, recomienda priorizar pescado azul, nueces, granada y arándanos, que ayudan a reducir la inflamación y a cuidar las arterias.
La conversación sobre el colesterol también ha cambiado. Rojas insiste en que no basta con mirar el valor en la analítica: lo importante es el tipo de lipoproteínas y el riesgo global de la persona. Una cifra “en rojo” no siempre implica tratamiento, y cada caso requiere una valoración individualizada. El cardiólogo alerta, además, de la lipoproteína(a), un factor hereditario muy poco conocido que explica infartos en jóvenes deportistas y aparentemente sanos.
El ejercicio es otro de los pilares. “A partir de 2.000 o 3.000 pasos diarios ya hay beneficios claros”, indica, aunque insiste en que lo ideal es combinar la caminata con dos o tres sesiones de fuerza a la semana. El movimiento no solo fortalece el corazón, también mejora la sensibilidad a la insulina, reduce la inflamación y protege la salud mental. Todo ello ayuda a equilibrar el impacto del estrés, una de las amenazas más silenciosas para el corazón.
El cortisol, la hormona del estrés, se dispara en la sociedad actual. La exposición continua a pequeños episodios de tensión mantiene a la persona en estado de alerta y daña progresivamente el corazón. “Ese estrés sostenido está detrás de infartos y arritmias en personas sin otros factores de riesgo”, señala Rojas. Por eso, descansar, desconectar y mantener una vida social activa son medidas tan importantes como la dieta o el ejercicio.
La advertencia se extiende especialmente a las mujeres. Los problemas vasculares son cada vez más frecuentes en ellas, aunque los síntomas pueden ser distintos y más sutiles que en los hombres: molestias en la espalda, el cuello o los hombros, mareo o falta de aire. Reconocer estas señales es fundamental para acudir a tiempo a urgencias, porque en un infarto, recalca, cada minuto cuenta.
El mensaje del especialista es claro: café sí, pero temprano y con moderación. Y junto a ello, la receta clásica de los cardiólogos (y la de todos los especialistas en salud): alimentación equilibrada, ejercicio adaptado, gestión del estrés y una buena red de relaciones sociales.
El café es una de las bebidas más consumidas del mundo y todos ansiamos, especialmente en este tiempo más frío que se acerca, esa humeante taza que nos da energía para la tarde tras el almuerzo. Pero ojo, en el pódcast Tiene Sentido cardiólogo Aurelio Rojas advierte de que tomarlo después de la comida puede aumentar la probabilidad de sufrir problemas cardíacos, por lo que aconseja reservarlo para las horas de la mañana. “Las personas que tomaban café después de comer tenían mayor probabilidad de tener problema de corazón”, resume, señalando que no se trata de demonizar la cafeína, sino de respetar los ritmos naturales del organismo.