Los conflictos entre vecinos por los árboles que invaden fincas colindantes están regulados en el Código Civil, que establece quién es el propietario de los frutos y qué límites existen respecto a las ramas que cruzan la linde. Según la norma, aunque las mandarinas o cualquier fruto caigan en tu terreno, su propiedad sigue siendo del dueño del árbol.
El abogado Xavi Abat, en un vídeo publicado en su canal de YouTube, explicó de forma clara el alcance de este derecho: “Los frutos pertenecen al propietario del árbol, aunque caigan en tu terreno, son de tu vecino”. Abat recuerda que el artículo 354 del Código Civil señala expresamente la titularidad de los frutos y aclara que las ramas tampoco pueden cortarse sin autorización.
En su exposición, el letrado aclara que “no hay ningún artículo específico del Código Civil que diga que si se caen en tu terreno te los puedes quedar. Pero la doctrina, es decir, los juristas que saben mucho de estas cosas, dice que como el artículo 354 dice que los frutos pertenecen al propietario del árbol, se entiende que aunque caigan en tu terreno, los frutos son del vecino”.
Qué ocurre con las ramas molestas
Respecto a las ramas que sobresalen hacia la finca colindante, Abat subraya que la legislación también las considera propiedad del dueño del árbol. “Tú no las puedes cortar sin permiso del vecino o tienes que habilitar al vecino que venga aquí y las corte”, advierte el abogado, dejando claro que la intervención unilateral no está permitida.
En cualquier caso, la normativa abre la posibilidad de reclamar una compensación económica si las ramas ocasionan perjuicios. “Eso sí, le podrás pedir una indemnización por los daños causados”, precisa Abat, recalcando que el marco legal busca proteger la propiedad, al tiempo que ofrece herramientas para resolver los problemas vecinales de forma ordenada.
Los conflictos entre vecinos por los árboles que invaden fincas colindantes están regulados en el Código Civil, que establece quién es el propietario de los frutos y qué límites existen respecto a las ramas que cruzan la linde. Según la norma, aunque las mandarinas o cualquier fruto caigan en tu terreno, su propiedad sigue siendo del dueño del árbol.