Berta Escudero, cirujana: "Cuando empezamos a envejecer, los elementos de la columna comienzan a degenerarse de forma asimétrica"

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En pocas décadas, los hábitos laborales y de vida han cambiado de forma radical. El trabajo físico y manual ha sido sustituido por largas jornadas sentados frente a pantallas, algo para lo que el cuerpo humano no está diseñado. Con el paso del tiempo, esta falta de movimiento, unida al desgaste natural, deriva en problemas de columna. La escoliosis es una de las consecuencias más frecuentes y afecta especialmente a quienes superan los 60 años.

La doctora Berta Escudero, cirujana de columna en Áptima Centro Clínico, explica en el pódcast La píldora de salud que hasta un 60% de las personas mayores puede desarrollar esta patología. El síntoma más habitual es el dolor lumbar crónico, acompañado en muchos casos de debilidad en las piernas, fatiga o incluso artrosis por inflamación de las articulaciones. El diagnóstico se establece cuando la desviación supera los diez grados, aumentando la gravedad a medida que la curva progresa. Para Escudero, “cuando empezamos a envejecer, los elementos de la columna comienzan a degenerarse de forma asimétrica”, lo que favorece la aparición de estas desviaciones.

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Existen dos tipos principales: la escoliosis degenerativa, que aparece con el envejecimiento, y la idiopática, derivada de una desviación no detectada en la infancia. La primera se aborda con fisioterapia, analgésicos, higiene postural o infiltraciones para aliviar el dolor, mientras que la segunda suele requerir cirugía. Esta intervención, aunque compleja, está protocolizada y consiste en fijar las vértebras mediante tornillos y barras, con un periodo de recuperación de entre tres y seis meses.

La especialista destaca que la prevención resulta esencial para cuidar la espalda. Adoptar buenas posturas, dormir con apoyo en piernas o rodillas, mantener un peso saludable y reforzar la musculatura abdominal son pautas básicas. Actividades como Pilates, yoga, taichí o natación ayudan a fortalecer el cuerpo sin sobrecargarlo. Con estos hábitos, recuerda Escudero, es posible mejorar la calidad de vida y evitar, en muchos casos, tener que recurrir al quirófano.