La psicóloga Rocío Ramos-Paúl, 'Supernanny': "Un niño pequeño te lo puede cuidar cualquiera. Un adolescente, no"

La adolescencia no es solo una etapa de cambios hormonales y rebeldía, sino un momento clave de desarrollo en el que el conflicto con los padres es inevitable y, según Rocío Ramos-Paúl, incluso deseable. “El conflicto forma parte de la adolescencia. Si tú no tienes conflicto con tu hijo adolescente, no convives con él”, aseguró la psicóloga en el pódcast de Upeka, desmontando el mito de la convivencia ideal sin roces durante esta etapa.

Lejos de verlo como un problema, Ramos-Paúl defiende que estos desencuentros son una vía natural para que los adolescentes construyan su identidad. Eso sí, lo importante es cómo se gestionan. “Ahí es donde empiezas tú a decir ‘oye, que no me vale lo de antes’”, explicó, señalando que el estilo de crianza debe evolucionar y adaptarse a las nuevas necesidades del hijo.

Uno de los grandes aprendizajes para los padres, según la experta, es entender que el adolescente necesita hablar y escuchar sobre todos los temas, incluso si finge desinterés. “Tienen una necesidad brutal de escucharte hablar de política, feminismo, sexo, porno, trabajo o del día a día. No quiere decir que estén de acuerdo contigo, pero lo necesitan”, subrayó. Esta interacción les permite formarse argumentos y herramientas para desenvolverse en su entorno social.

En este punto, Rocío lanza una advertencia con humor: aunque los hijos parezcan no prestar atención o incluso suelten un “cállate ya, pesada”, lo cierto es que esa presencia discursiva es fundamental. “Luego cuando llegan al grupo no saben defender. Necesitan lo que tú les cuentes”, explicó.

Para la psicóloga, criar a un adolescente no es una tarea delegable. “Un niño pequeño te lo puede cuidar cualquiera. Un adolescente, no: tienes que estar tú todo el rato”, recalcó. Eso sí, con una presencia diferente. Ya no se trata de ocupar la primera fila del partido o la exposición de arte, sino de acompañar desde la distancia. “Si no vas, te dice ‘¿no has ido?’; y si te pones en primera fila, te dice ‘¿para qué vas?’”, ironiza.

La dimensión social cobra cada vez más peso en su vida. Y con ello, la vergüenza. “Con 12 años que tu madre o tu padre te dé un beso en la puerta del colegio es como de... ¡se van a reír de mis amigos!”, comentó entre risas. Para Ramos-Paúl, este comportamiento no debe alarmar, sino entenderse como parte del proceso de independencia emocional.

La clave, según la psicóloga, está en estar disponibles, en escuchar sin invadir y en aceptar que el conflicto no solo es inevitable, sino sano. Es el síntoma de que tu hijo está construyendo su propio criterio, incluso cuando discrepa. Porque, como recuerda con naturalidad, si no discutes con tu adolescente, probablemente no estés lo suficientemente cerca.