Elena Monje, farmacéutica: "El cerebro puede relacionar el último sorbo del café con algo indeseable o contaminado"
Se trata de una condición que padecen muchos usuarios al tomarse su bebida favorita, el cual presenta una base psicológica, tal y como comparte la experta.
Elena Monje comparte la aversión de muchos a tomarse el último sorbo de café. (TikTok/@infarmarte)
El ser humano es una especie única en el planeta Tierra. Nuestras capacidades intelectuales han permitido construir la sociedad de hoy en día gracias a las herramientas y la tecnología que hemos desarrollado a lo largo de los años. Es parte de nuestra biología, al igual que lo son algunos comportamientos y reacciones que presentamos ante ciertas situaciones y que pueden resultar extrañas.
Uno es ciertamente frecuente entre un cierto sector de la población. Para ilustrarlo, podemos coger de referencia una de las publicaciones en TikTok de la farmacéutica Elena Monje y tiene que ver con nuestros hábitos mañaneros. Y es que son muchos los que no pueden empezar el día sin tomarse un buen café para despertarse del todo y comenzar a funcionar.
“No soy capaz de acabarme el café. Siempre dejo un pequeño rastro en el fondo de la taza y no es que no tenga más sed o que no me guste la bebida, sino que no puedo tragarme lo último”, comenta la joven ante lo que pensaba que era una manía particular. Sin embargo, al buscar información acerca de este hábito, descubrió que es una condición que padecen numerosos individuos.
Costumbre extendida
Existe una base psicológica que explica esta acción. Y es que, aunque pueda resultar irracional, en realidad es una señal de nuestro cerebro ante un elemento que no puede soportar. Es por ello que causa en las personas que lo sienten una sensación profunda de rechazo que impiden que no puedan acabarse la bebida de la que están disfrutando.
“Hay algo en el fondo de la taza que me incomoda. Puede ser el cambio de textura, de temperatura, de color, los sedimentos… Estos residuos activan circuitos cerebrales que están relacionados con la aversión al asco, que es una emoción fundamental en la evolución humana para evitar enfermedades. La aversión al asco está muy relacionada con el instinto de evitar contaminación, aunque no haya una amenaza real. Así que mi cerebro relaciona ese último sorbo con algo indeseable o contaminado”, explica la experta.
Aunque suene extraño, se trata de una reacción instintiva de nuestro organismo para ahorrarse males mayores, de manera que prevalezca nuestra supervivencia. Sin embargo, podemos entrenar a nuestro cerebro para calmar dicha sensación, de manera que pongamos punto final a nuestras tazas de café de manera rotunda y agradable.
El ser humano es una especie única en el planeta Tierra. Nuestras capacidades intelectuales han permitido construir la sociedad de hoy en día gracias a las herramientas y la tecnología que hemos desarrollado a lo largo de los años. Es parte de nuestra biología, al igual que lo son algunos comportamientos y reacciones que presentamos ante ciertas situaciones y que pueden resultar extrañas.