La crianza en losprimeros años de vida es clave para el desarrollo cognitivo y emocional de niñas y niños. Durante esta etapa, el cerebro se encuentra en plena formación y cualquier estímulo recibido puede influir en su capacidad de atención, en la gestión de la frustración o incluso en el comportamiento diario. Así, el consumo de dibujos animados se ha convertido en una parte habitual de la rutina infantil, pero no todos los programas tienen el mismo impacto.
El psicólogo y divulgador Alberto Soler, especialista en psicoterapia acreditado por EuroPsy y con más de una década de experiencia clínica, ha advertido de la importancia de observar los contenidos audiovisuales que consumen los más pequeños. “El tipo de dibujos animados que ven tus criaturas puede estar relacionados con la cantidad de rabietas que tienen”, afirma. Para ilustrarlo, propone un sencillo experimento: sentarse al lado de los hijos, cronómetro en mano, y contar cuántos cambios de plano aparecen en un minuto.
Los dibujos rápidos y sus efectos en la conducta
Los resultados, según explica Soler, muestran diferencias notables entre unas series y otras. “Bob Esponja […] tiene una media de 35 cambios de plano por minuto. La Patrulla Canina, unos 25. Esto frente a otros como Caillou, unos 12-14, o Pocoyó y Tom y Jerry, que tienen unos ocho de media”. El especialista señala que esta velocidad de estímulos repercute en el rendimiento de las funciones ejecutivas, relacionadas con la atención, la flexibilidad mental y la tolerancia a la frustración.
Después de ver dibujos con un elevado número de cambios de plano, los niños pueden mostrar más irritabilidad y menos capacidad para mantener la calma. “Vamos, que te va a montar más pollos cuantos más dibujos rápidos vea”, resume el psicólogo. El motivo es que el cerebro en desarrollo no puede procesar tanta información de forma sostenida, y ese exceso de carga lo deja sin recursos para afrontar otras tareas.
@asolers Se ha visto que después de ver dibujos con muchos cambios de plano, niñas y niños tienen peor rendimiento en funciones ejecutivas, relacionadas con la flexibilidad mental, atención, demora de la gratificación o tolerancia a la frustración. Esto ocurre porque su cerebro está desarrollándose, y tiene una capacidad limitada para procesar la información. Si se expone a un bombardeo de estímulos que le gastan recursos mentales, luego no los va a tener para otras tareas, su cerebro está agotado. #pantallas#dibujosanimados#bebés#maternidad#crianza#fastpacecartoon#bobesponja#pocoyo♬ sonido original - Alberto Soler
Otro de los efectos que describe Soler es la habituación a un ritmo frenético. Tras acostumbrarse a estímulos rápidos, los niños pueden sentir aburrimiento ante contenidos más lentos, como una película clásica o incluso las explicaciones escolares. Para prevenir estas consecuencias, el experto recomienda limitar la exposición a series con un alto número de cambios de plano y priorizar opciones con un desarrollo más pausado.
“No quiere decir que nunca puedan ver La Patrulla Canina, pero si no son sus primeros dibujos, pues mejor que mejor”, apunta Soler. Con esta medida, los padres pueden contribuir a un consumo audiovisual más saludable, reduciendo la probabilidad de rabietas y favoreciendo la capacidad de concentración de sus hijos.
La crianza en losprimeros años de vida es clave para el desarrollo cognitivo y emocional de niñas y niños. Durante esta etapa, el cerebro se encuentra en plena formación y cualquier estímulo recibido puede influir en su capacidad de atención, en la gestión de la frustración o incluso en el comportamiento diario. Así, el consumo de dibujos animados se ha convertido en una parte habitual de la rutina infantil, pero no todos los programas tienen el mismo impacto.