Javier, un educador infantil español afincado en Alemania, ha captado la atención en redes sociales tras compartir su experiencia laboral en una guardería de Múnich. Aunque reconoce que percibe entre 3.600 y 3.700 euros brutos mensuales, insiste en que su bienestar profesional no se mide únicamente por el salario. "Eso no lo es todo", afirma el docente en un vídeo que se ha viralizado por la calidad de las condiciones que le ofrece su centro de trabajo.
Desempeñando su labor en una kita —nombre que reciben los centros de educación infantil en el país germano—, Javier explica que su papel es similar al de un maestro en España, aunque con un reconocimiento notablemente distinto. "Soy Javi y trabajo como educador infantil aquí en Alemania, concretamente en Múnich", señala. Su relato pone de manifiesto la diferencia de trato entre países europeos en el ámbito educativo.
Entre los beneficios más valorados por este profesional está el apoyo económico en los desplazamientos. "Me pagan el transporte. Puedo elegir entre gasolina para el coche o el abono de transporte público. Como no tengo coche, pues me voy en transporte público", explica. Esta prestación le permite reducir significativamente sus gastos fijos, lo que le da una mayor estabilidad financiera.
"Me pagan todas las comidas: desayuno, snack de media mañana, la comida…"
Otro aspecto llamativo es que su empresa cubre todas sus comidas durante la jornada laboral. "Me pagan todas las comidas: desayuno, snack de media mañana, la comida…", comenta. Esta ayuda no solo alivia el bolsillo, sino que también supone un ahorro considerable de tiempo y organización.
Bienestar físico y emocional incluido
Su centro de trabajo también prioriza el cuidado del cuerpo y la mente. "Tengo un pase en el que puedo elegir cualquier centro de la ciudad, e incluso puedo llevarme el pase a otro país. Si me voy a España de vacaciones, también puedo usar el gimnasio allí", afirma. Con esta opción, Javier puede mantenerse activo sin tener que asumir costes adicionales, tanto en su país de residencia como en sus viajes.
Héctor García BarnésGráficos: Unidad de DatosZornitsa Lateva (Mediapool.bg, Bulgaria)Karolina Słowik (Gazeta Wyborcza, Polonia)Anna Wiesinger (DER STANDARD, Austria)Francesca Barca (Voxeurope. París)
A esta ventaja se suma un elemento inesperado pero muy útil: "Tengo masajista en el centro. Cuando los niños me tienen un poco hasta las narices, me ayuda a relajarme". Esta prestación pone en evidencia la importancia que se otorga al bienestar emocional del personal educativo.
Condiciones laborales envidiables
Gracias a todos estos extras, Javier asegura que su única gran preocupación económica es el alquiler. "Vamos, que solamente pago el alquiler", resume con ironía. Su estilo de vida, basado en ingresos competitivos y amplias coberturas, contrasta con las condiciones que afrontan muchos docentes españoles, donde la sobrecarga laboral y la escasez de recursos son comunes.
Más allá del salario, el joven educador pone en valor el respaldo institucional que recibe por parte de su empresa. Sentirse valorado y acompañado en su desarrollo profesional es, para él, lo más significativo. Su testimonio se ha convertido en símbolo de una realidad que muchos trabajadores del sector educativo desean alcanzar sin necesidad de dejar su país.
Javier, un educador infantil español afincado en Alemania, ha captado la atención en redes sociales tras compartir su experiencia laboral en una guardería de Múnich. Aunque reconoce que percibe entre 3.600 y 3.700 euros brutos mensuales, insiste en que su bienestar profesional no se mide únicamente por el salario. "Eso no lo es todo", afirma el docente en un vídeo que se ha viralizado por la calidad de las condiciones que le ofrece su centro de trabajo.