No volverás a tirar un cepillo de dientes viejo: dos formas de utilizarlo para limpiar y que tu casa quede impecable en poco tiempo

¡No lo tires! Ese pequeño cepillo dental que parece haber cumplido su misión en el baño guarda mucho potencial para la limpieza del hogar.

Hay rincones de la casa donde ni el mejor trapo ni la esponja más flexible logran acceder con eficacia: las juntas entre azulejos, las ranuras de las ventanas, los bordes de los grifos o las rendijas de los electrodomésticos acumulan suciedad con el paso del tiempo y suelen pasar desapercibidos en las limpiezas rápidas.

Convertirlo en aliado doméstico es un gesto eco-inteligente que reduce residuos plásticos y evita gastar dinero en herramientas nuevas.

Para el primer truco, céntrate en teclados y mandos a distancia: las cerdas actúan con cirugía de precisión para desalojar polvo, migas y grasa de cualquier rendija electrónica.

Paso a paso limpia tu teclado desconectado: sacúdelo boca abajo, cepilla en seco entre las teclas, humedece levemente el cepillo con agua y alcohol, frota manchas rebeldes y seca con un paño antes de volver a escribir.

El segundo truco pone su foco en grifos, juntas y esquinas de azulejos; estas zonas sucumben a sarro y moho, y te lo agradecerán sin sarro.

Puede hacerse con ozono, pero también basta con mezclar agua tibia y detergente, espolvorear bicarbonato si hay manchas, frotar con movimiento circular y rematar con un paño: mezcla agua y detergente y verás cómo las juntas recuperan su blanco original.