El curioso motivo por el que cada vez más gente echa sal al inodoro por las noches (tiene mucho sentido)
Este sencillo gesto nocturno se ha vuelto tendencia por sus sorprendentes beneficios para el baño
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Cada vez son más las personas que han comenzado a echar sal al inodoro antes de irse a dormir. Este gesto sencillo se ha convertido en un truco casero recurrente por su capacidad para eliminar malos olores, mantener la taza limpia y evitar la acumulación de bacterias. La clave está en combinar sal gruesa, bicarbonato de sodio y unas gotas de aceite esencial. Se aplica por la noche, y al día siguiente basta con verter agua caliente para completar la limpieza. Es económico, fácil y no requiere productos químicos industriales.
Cómo actúa la sal en el interior del váter
La sal tiene propiedades desinfectantes que ayudan a eliminar residuos sólidos y neutralizar olores persistentes. Cuando se mezcla con bicarbonato y se acompaña de agua caliente, se produce una reacción efervescente que ayuda a desincrustar la suciedad. Este procedimiento no solo mejora la higiene, también mantiene despejadas las cañerías si se hace de forma regular. Usarlo una vez al mes puede ser suficiente para conservar el inodoro en buen estado, según recomiendan expertos en mantenimiento doméstico.
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Una ayuda extra frente a los atascos
Además de limpiar, la sal también resulta útil para tratar atascos menores en el váter. Verter sal en la taza, dejarla actuar durante unos minutos y luego añadir agua hirviendo puede contribuir a disolver obstrucciones formadas por restos orgánicos. Para casos más complicados, es posible mezclar la sal directamente con el agua en ebullición antes de verterla. Eso sí, este método debe usarse con moderación, ya que su uso excesivo podría dañar las tuberías con el tiempo, especialmente si estas son antiguas o frágiles.
Aunque este truco casero ofrece buenos resultados, no sustituye una limpieza habitual del baño. Bajar siempre la tapa al tirar de la cadena ayuda a evitar la dispersión de partículas fecales por el aire. También conviene complementar la rutina con vinagre blanco, limón o incluso peróxido de hidrógeno para una desinfección más profunda. Ventilar bien el cuarto de baño y evitar tirar objetos no aptos al váter, como toallitas húmedas o aceites, contribuye a mantener el sistema de saneamiento en buen estado y libre de malos olores.
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