Isabel Viña, médico: "Hay insuficiencia de micronutrientes, como la Vitamina D o el magnesio, asociados a un estado de ánimo bajo"

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La doctora Isabel Viña, conocida por su talento para hablar de salud en vídeos cortos en TikTok, ha vuelto a la carga con uno de los temas que más preocupan a sus seguidores: cómo influye la alimentación —y, concretamente, los suplementos— en el estado de ánimo. En su última publicación, Viña ha desvelado qué nutrientes conviene vigilar cuando el ánimo decae y la fatiga se instala en el cuerpo sin motivo aparente.

Lo primero que deja claro es que ninguna pastilla sustituye a lo fundamental: ejercicio físico regular, descanso suficiente, alimentación equilibrada, manejo del estrés y cero tóxicos como el alcohol. Ese es, tal y como ha recalcado en el vídeo, el suelo firme sobre el que construir cualquier estrategia de bienestar emocional. A partir de ahí, hay “ciertos complementos” que pueden marcar la diferencia, sobre todo cuando la dieta se queda corta.

Viña agrupa esos nutrientes en dos categorías. La primera la llama “básicos”, porque su déficit se relaciona —de forma más o menos directa— con síntomas como fatiga, apatía o la desagradable sensación de que todo da un poco igual. Encabeza la lista la vitamina D, imprescindible para múltiples procesos, seguida de la vitamina B12 y el ácido fólico, dos piezas clave en la producción de neurotransmisores. Completa el quinteto el magnesio, mineral protagonista de más de 300 reacciones metabólicas, y, en menor medida, los ácidos grasos omega-3 que abundan en pescados azules y algunas semillas.

“Lo primero es cubrir estas carencias”, insiste la médico, recordando que muchas veces basta con ajustar la alimentación o, si las analíticas lo confirman, acudir a un suplemento pautado por un profesional. Solo cuando esos pilares están en su sitio invita a plantearse el segundo bloque, los “avanzados”, un grupo heterogéneo, pero con algo en común: poseen estudios que los respaldan y un perfil de seguridad aceptable.

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El primer invitado en esta liga mayor es el extracto de azafrán estandarizado en crocinas. Viña lo destaca por su potencial para modular los niveles de serotonina —el neurotransmisor estrella del buen humor— sin los efectos adversos de otros compuestos. Tras él aparece la creatina, vieja conocida de los gimnasios que, según la doctora, también puede apoyar la función cerebral al mejorar la disponibilidad de energía en las neuronas.

Otro candidato es la S-adenosil-metionina, más fácil de pronunciar por su acrónimo SAMe: se trata de un derivado del aminoácido metionina que participa en la llamada “metilación”, un proceso bioquímico esencial en el cerebro. La Bacopa monnieri, planta utilizada durante siglos en la medicina ayurvédica, se suma a la lista por sus efectos sobre la memoria y la ansiedad. Y, cerrando el círculo, la L-teanina, un aminoácido del té verde famoso por inducir relajación sin somnolencia. Pero eso sí, la experta insiste. “Primero lo básico, luego —y solo si hace falta— se añaden uno o dos de estos extras”, asegura.