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Ni a 20 ni 30 grados: esta es la temperatura a la que deberías poner las toallas en la lavadora
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Para eliminar gérmenes y suciedad

Ni a 20 ni 30 grados: esta es la temperatura a la que deberías poner las toallas en la lavadora

Un cuidado inadecuado puede hacer que pierdan su textura original, adquieran mal olor o incluso se deterioren prematuramente, obligando a renovarlas con más frecuencia de la deseada

Foto: La forma en la que se lavan y secan las toallas es fundamental para conservar su calidad.. (Pexels / Towfiqu barbhuiya)
La forma en la que se lavan y secan las toallas es fundamental para conservar su calidad.. (Pexels / Towfiqu barbhuiya)

Lograr que las toallas se mantengan suaves, esponjosas y con buen olor tras cada lavado es uno de los mayores retos del hogar, especialmente durante la época estival, cuando su uso se multiplica tras cada visita a la playa o la piscina. Un cuidado inadecuado puede hacer que pierdan su textura original, adquieran mal olor o incluso se deterioren prematuramente, obligando a renovarlas con más frecuencia de la deseada.

Aunque muchos se centran únicamente en el tipo de detergente o en el suavizante, lo cierto es que la forma en la que se lavan y secan las toallas es fundamental para conservar su calidad. Desde la carga del tambor hasta el momento del secado, cada paso del proceso influye directamente en la durabilidad y aspecto final de las fibras textiles. Uno de los errores más comunes es llenar en exceso la lavadora, lo que impide una limpieza eficaz; por el contrario, lavarlas con poca ropa en el tambor puede deteriorar más rápido el tejido por la fricción excesiva.

La temperatura ideal para lavar las toallas correctamente

La clave para mantener las toallas en buen estado reside, entre otras cosas, en la temperatura del lavado. En el caso de las lavadoras domésticas, lo más recomendable es ajustarla a 40 grados. Este nivel de calor es suficiente para eliminar la mayoría de los gérmenes presentes en las fibras sin dañar los materiales. Además, ayuda a preservar el color blanco y evitar el tono grisáceo que muchas veces aparece con el tiempo.

Para conseguir una limpieza profunda, es importante elegir un detergente de alta eficacia, con enzimas que rompan los residuos de grasa corporal y suciedad adherida. En lugar de añadir suavizante convencional, que puede reducir la capacidad de absorción de las toallas, se recomienda incorporar una taza de vinagre blanco destilado, lo que ayuda a eliminar restos de detergente y bacterias sin dañar el tejido.

El secado, otro punto clave en el mantenimiento

Una vez terminado el ciclo de lavado, conviene sacar las toallas de la lavadora inmediatamente para evitar la formación de moho. Lo ideal es secarlas al aire libre, si el clima lo permite, lo que acelera el proceso y proporciona frescura de forma natural. Si se utiliza secadora, es importante iniciar el proceso a baja temperatura para que las fibras se abran sin endurecerse. Solo cuando los rizos estén sueltos debe aplicarse más calor, evitando siempre que se sequen por completo, ya que esto genera electricidad estática que atrae partículas del ambiente.

Un truco poco conocido para mejorar la textura final es dejar reposar las toallas durante 24 horas después del secado. Este tiempo de descanso permite que las fibras se relajen, absorban la humedad del aire y se vuelvan más flexibles, reduciendo el riesgo de que se quiebren o pierdan suavidad con el uso diario.

Lograr que las toallas se mantengan suaves, esponjosas y con buen olor tras cada lavado es uno de los mayores retos del hogar, especialmente durante la época estival, cuando su uso se multiplica tras cada visita a la playa o la piscina. Un cuidado inadecuado puede hacer que pierdan su textura original, adquieran mal olor o incluso se deterioren prematuramente, obligando a renovarlas con más frecuencia de la deseada.

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