Una pareja encuentra una pepita de oro mientras paseaba: la han vendido por más de 400.000 euros
El inesperado hallazgo de una pareja en Australia se convierte en una pieza legendaria valorada en más de 400.000 euros.
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Una pareja australiana encontró por casualidad una pepita de oro de gran tamaño mientras daba un paseo con un detector de metales. El hallazgo se produjo en 1979 en Kalgoorlie, una zona minera situada en Australia Occidental. La pieza, conocida como la Belleza Dorada, tiene unas dimensiones imponentes: mide cerca de 19 centímetros de ancho y pesa más de 4 kilos. Actualmente, se exhibe para coleccionistas y ha recibido ofertas que superan los 400.000 euros. La historia ha vuelto a cobrar protagonismo tras su reciente revalorización en el mercado.
Craig Kissick, vicepresidente del área de Naturaleza y Ciencia en Heritage Auctions, destaca el enorme atractivo de esta pepita. Según explica, el oro conserva su popularidad tanto por su rareza como por su belleza natural. De hecho, se calcula que todo el oro extraído en la historia podría caber dentro de un cubo de apenas 22 metros de lado. Por eso, encontrar una pieza así, en estado natural, es excepcional. La mayoría del oro se funde y se convierte en joyas o monedas.
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No es el único hallazgo llamativo de los últimos tiempos. A finales de 2024 apareció otra pepita en una olla del Ejército de Salvación, con un peso de 15,52 onzas troy, es decir, algo más de una libra. Se venderá para recaudar fondos en una campaña solidaria nacional en 2025. Estas historias mantienen vivo el interés por la exploración y los metales preciosos. La posibilidad de descubrir algo valioso en lugares remotos sigue despertando la imaginación colectiva.
Más allá del valor económico, estos hallazgos tienen también un valor científico y simbólico. Cada pepita cuenta algo sobre la geología del terreno en el que se formó y conserva huellas de su origen. Son fragmentos del subsuelo que ayudan a entender cómo se ha formado nuestro planeta. Al igual que los fósiles conectan con la historia biológica, el oro natural ofrece una ventana a los procesos geológicos. Y demuestra que, a veces, bajo tierra, aún quedan tesoros por descubrir.
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