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¿Cuántas veces al día deben comer los mayores de 65? La clave no está en el desayuno
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CAMBIOS EN LA ALIMENTACIÓN

¿Cuántas veces al día deben comer los mayores de 65? La clave no está en el desayuno

Con el paso de los años, las necesidades nutricionales cambian y deben revisarse para adaptarse al envejecimiento del organismo

Foto: Personas comiendo una ensalada (gpointstudio para Freepik)
Personas comiendo una ensalada (gpointstudio para Freepik)

La alimentación en la tercera edad requiere ajustes precisos que van más allá de las típicas recomendaciones sobre el desayuno. Mantener una pauta adecuada no solo favorece una buena salud general, sino que puede prevenir problemas como la desnutrición, muy prevalente entre mayores con movilidad reducida o enfermedades crónicas. A pesar de que las necesidades energéticas descienden con la edad, la calidad de la ingesta cobra aún más importancia.

Las personas mayores de 65 años no solo deben vigilar lo que comen, sino también cuántas veces al día se alimentan. Como explican los expertos de Cuideo, la frecuencia ideal son cinco comidas diarias, distribuidas estratégicamente para mantener niveles constantes de energía, evitar la pérdida de masa muscular y facilitar la digestión. La clave no reside tanto en el desayuno, sino en una organización equilibrada que incluya almuerzo, merienda y cena ligera, junto con un tentempié a media mañana.

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Evitar la desnutrición: el riesgo silencioso

Según la European Nutrition Health Alliance, hasta un 44% de los mayores hospitalizados por enfermedad médica presentan desnutrición, cifra que puede llegar al 65% en intervenciones quirúrgicas. Esto se debe, en parte, a la pérdida de apetito, el deterioro sensorial y las dificultades para masticar, factores que reducen la ingesta global y la absorción de nutrientes. Por ello, más que centrarse en un desayuno contundente, resulta prioritario fraccionar la alimentación en varias tomas fáciles de gestionar.

En este sentido, la densidad nutricional de los alimentos adquiere un papel protagonista. Las personas mayores necesitan proteínas de calidad, fibra, calcio y vitaminas como la D y la C, en cantidades adecuadas y bien distribuidas a lo largo del día. Para facilitar su cumplimiento, se recomienda enriquecer los platos con ingredientes energéticos y utilizar suplementos nutricionales si existe dificultad para alcanzar los requerimientos mínimos.

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No todas las personas mayores presentan las mismas condiciones, por lo que la pauta alimentaria debe adaptarse a su nivel de autonomía y estado de salud. Cuando hay cuidadores implicados, es fundamental que sigan instrucciones claras sobre las cantidades y el tipo de alimento en cada toma. Evitar el ayuno prolongado y mantener una rutina estructurada puede marcar la diferencia entre el deterioro funcional y una vida activa más prolongada.

La alimentación en la tercera edad requiere ajustes precisos que van más allá de las típicas recomendaciones sobre el desayuno. Mantener una pauta adecuada no solo favorece una buena salud general, sino que puede prevenir problemas como la desnutrición, muy prevalente entre mayores con movilidad reducida o enfermedades crónicas. A pesar de que las necesidades energéticas descienden con la edad, la calidad de la ingesta cobra aún más importancia.

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