Luciana Maidana, naturópata: “Si la sandía o el melón te sientan mal, escucha esto antes de juzgarlos”
Muchas personas aseguran que el melón y la sandía les sientan mal, pese a ser las frutas estrella del verano
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Comer sandía y melón de forma incorrecta puede provocar molestias digestivas que muchos atribuyen erróneamente a las propias frutas. Ambas frutas son las estrellas del verano, por su gran cantidad de agua y su poder refrescante. Sin embargo, el verdadero problema reside en la manera y el momento en que se consumen, pudiendo acabar en una mala experiencia estomacal.
Ambas frutas son monofágicas, lo que significa que deben ingerirse solas, sin combinarse con otros alimentos, especialmente con proteínas, grasas o harinas: “si la sandía o el melón te sientan mal, escucha esto antes de juzgarlos”. Así lo advierte la especialista Luciana Maidana a través de su perfil (@lucuranatural) en Instagram, donde afirma que "son entre 80 y 90% agua y no necesitan bilis ni enzimas gástricas complejas para digerirse". Su tránsito digestivo es tan ágil que, al mezclarse con otros ingredientes, puede provocar fermentaciones, gases o incluso rechazo al sabor.
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El momento del día y la forma importan
Según Maidana, naturópata, el mejor momento para consumir sandía o melón es en ayunas, cuando el sistema digestivo se encuentra vacío y más receptivo. Si se toman más adelante, recomienda esperar al menos cuatro horas tras una comida completa. Esta pauta busca evitar que el tránsito lento de otros alimentos interfiera en la rápida digestión de estas frutas, que ocurre principalmente en el intestino delgado.
Además, se recomienda consumir siempre la fruta entera, nunca en zumos ni batidos procesados, ya que la fructosa en su forma natural se acompaña de fibra, antioxidantes y otros nutrientes que ralentizan la absorción del azúcar en sangre. Al comer la fruta entera, la masticación y la presencia de fibra favorecen una liberación más gradual de la glucosa, contribuyendo así a mantener la estabilidad energética y evitar picos glucémicos.
Las semillas también tienen beneficios
Lejos de desecharse, las semillas de melón y sandía también aportan beneficios. Tal como señala la experta, son antiparasitarias, diuréticas y antiinflamatorias, además de contener minerales como zinc y magnesio. Incorporarlas puede suponer un refuerzo natural a la salud digestiva y renal.
Lo importante, como señala la propia Luciana Maidana, es entender que "las frutas no caen mal; lo que cae mal es no saber cómo comerlas". A la hora de aprovechar al máximo sus propiedades sin efectos indeseados, la forma, el momento y la combinación alimentaria son determinantes. Una pequeña variación en los hábitos puede marcar la diferencia entre una digestión ligera y un malestar evitable.
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Comer sandía y melón de forma incorrecta puede provocar molestias digestivas que muchos atribuyen erróneamente a las propias frutas. Ambas frutas son las estrellas del verano, por su gran cantidad de agua y su poder refrescante. Sin embargo, el verdadero problema reside en la manera y el momento en que se consumen, pudiendo acabar en una mala experiencia estomacal.