Es noticia
Amélie Nothomb, escritora políglota: "La mejor manera de aprender un idioma es enamorarse"
  1. Alma, Corazón, Vida
una valiosa reflexión

Amélie Nothomb, escritora políglota: "La mejor manera de aprender un idioma es enamorarse"

El humor, aunque no lo buscara, estaba presente en todos sus libros. Ella lo definía como una consecuencia de la “distancia” narrativa, una manera de protegerse de sus propias emociones

Foto: La escritora Amélie Nothomb (RTVE)
La escritora Amélie Nothomb (RTVE)

Hablar idiomas no ha sido una opción para Amélie Nothomb, sino casi una necesidad vital. Hija de diplomático y nacida en Japón, la escritora belga creció entre embajadas, culturas y lenguas, lo que convirtió su biografía en un cruce permanente de conversaciones. En su novela autobiográfica Ni de Eva ni de Adán, publicada originalmente en 2007 y reeditada por Anagrama, narraba una historia de amor, pero también de identidad, aprendizaje y extranjería.

“Me quedé embarazada de esta historia”, aseguraba con ironía en 2009 durante una entrevista para el programa Página 2 de RTVE. Fiel a su estilo ácido y algo excéntrico, Nothomb confesaba entonces que sus novelas estaban impregnadas de su propia vida, aunque con un matiz importante: “Todo lo que digo es verdad”, pero no lo digo todo. En aquel libro, el lector la acompañaba a sus 20 años, durante su estancia en Japón, donde daba clases de francés a un joven japonés mientras aprendía su idioma. Lo que comenzó como un intercambio lingüístico terminó, casi sin querer, en una historia sentimental.

“Todo el mundo sabe que la mejor forma de aprender una lengua es enamorarse”, soltaba entre risas. Nothomb no pretendía dar una lección de filología, sino compartir su experiencia: el idioma dejaba de ser abstracto cuando se vinculaba al deseo, a la intimidad. Ese vínculo afectivo con las palabras ha sido clave en su carrera y, probablemente, también en su vida.

La identidad, otro tema central en su obra, le resultaba inestable pero útil. Tras dejar Japón —donde nunca se sintió del todo japonesa— y regresar a Bélgica —donde tampoco se reconocía—, acabó aceptando esa fragilidad como una virtud. “Una identidad tan frágil me conviene”, reconocía con una sonrisa tranquila. Esa indefinición se reflejaba en su escritura, donde Oriente y Occidente chocaban, se seducían y se confundían.

El humor, aunque no lo buscara, estaba presente en todos sus libros. Ella lo definía como una consecuencia de la “distancia” narrativa, una manera de protegerse de sus propias emociones. Esa ironía, casi involuntaria, había hecho que muchas de sus novelas fueran vistas como comedias cuando en realidad abordaban asuntos profundos como la muerte, el amor y el absurdo de la existencia.

La escritora no ocultaba sus pasiones, por extrañas o intensas que pudieran parecer. De hecho, uno de los fragmentos más líricos de la entrevista la mostraba evocando un bosque de bambú nevado como si fuera una aparición mística. “Cada silueta parecía una jovencita convocada para una misión sagrada”, decía con voz suave, como si aún pudiera verlas.

Amélie Nothomb no escribía solo para contar historias, sino para vivirse a sí misma, como si cada libro fuera un espejo deformado. Su literatura es un territorio sin pasaporte, pero con acento.

Hablar idiomas no ha sido una opción para Amélie Nothomb, sino casi una necesidad vital. Hija de diplomático y nacida en Japón, la escritora belga creció entre embajadas, culturas y lenguas, lo que convirtió su biografía en un cruce permanente de conversaciones. En su novela autobiográfica Ni de Eva ni de Adán, publicada originalmente en 2007 y reeditada por Anagrama, narraba una historia de amor, pero también de identidad, aprendizaje y extranjería.

Lengua española Libros