Para esto sirve el agujero en el mango de la sartén: la función que muy pocos conocen

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Fijarse en los detalles de los utensilios de cocina puede revelar usos que, a simple vista, pasan desapercibidos. Un ejemplo claro lo tenemos en el agujero que aparece en el extremo del mango de prácticamente todas las sartenes. Lo habitual es pensar que está ahí para poder colgarlas tras su uso, algo bastante común en cocinas domésticas o profesionales. Sin embargo, esta pieza tiene más utilidad de la que imaginamos. Y lo mejor: puede facilitarnos el día a día sin que apenas lo notemos.

Ese orificio, en muchos modelos, permite apoyar de forma segura la espátula o cuchara con la que se remueve la comida. Es habitual que estos utensilios acaben cubiertos de salsa o aceite mientras cocinamos, y dejarlos en la encimera puede ser poco higiénico o provocar manchas difíciles de limpiar. Al introducir el mango de la espátula en ese hueco, conseguimos que quede suspendida, evitando que toque superficies y manteniendo el área de trabajo más ordenada. Un pequeño gesto que aporta comodidad.

Además de mantener la cocina más limpia, este recurso ayuda a prolongar la vida útil de los utensilios. Muchos están fabricados con materiales plásticos que pueden deformarse si entran en contacto con superficies calientes como las placas o los fogones. Usar el agujero como soporte evita que se estropeen antes de tiempo. Eso sí, no todas las sartenes permiten este uso: en algunos casos, el orificio es demasiado estrecho y no cabe el mango de los accesorios más comunes.

Aunque hoy en día algunos diseños priorizan lo estético, este tipo de soluciones demuestran cómo ciertos objetos esconden funciones que no siempre conocemos. Igual que sucede con la cuchara para espaguetis —cuyo hueco central mide una ración individual de pasta—, el agujero en el mango de la sartén tiene un sentido práctico. Saberlo nos permite aprovechar mejor los utensilios que usamos a diario. Y a veces, pequeños detalles marcan la diferencia.