Nicole, etóloga: "Tu gato sabe exactamente lo que va a pasar y si tú no cumples con esa rutina va a demandar atención"

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Nicole, especialista en comportamiento felino, reconoce sentirse a veces como una auténtica celebridad acosada. Su seguidora incondicional no es otra que su gata, que la persigue maullando por cada rincón del hogar. Esta escena, común en muchos hogares con felinos, no es fruto del azar, sino de una conducta aprendida.

Cuando un gato recurre al maullido persistente, lo hace con un propósito claro: solicitar algo. Puede tratarse de alimento, juego o simplemente atención. Sin embargo, según advierte Nicole, "si yo le doy atención, comida o juego de inmediato, lo único que estoy haciendo es reforzar la conducta". Por ello, insiste en la necesidad de anticiparse y cubrir las necesidades del animal antes de que llegue la demanda.

La rutina como clave del equilibrio

Una de las ideas más destacadas por la etóloga es la precisión del reloj biológico de los gatos. "Tu gato tiene un reloj biológico que no se pierde cada segundo", asegura. Esta puntualidad interna permite al animal prever cuándo ocurrirán ciertos eventos, como las comidas o los momentos de juego. Cualquier alteración en este patrón genera malestar y lleva al gato a reclamar lo que le corresponde.

El conocimiento de esta regularidad horaria ayuda a entender muchas conductas que podrían parecer caprichosas. Los felinos no olvidan. Si algo se altera, como retrasar la comida habitual, el gato lo percibe y responde con insistencia.

"Siempre tenemos que tratar de satisfacer todas sus necesidades para que así los gatitos no requieran demandar atención"

Previsibilidad para un gato equilibrado

A pesar de su fama de independientes, los gatos requieren estructuras estables. Nicole remarca que "siempre tenemos que tratar de satisfacer todas sus necesidades para que así los gatitos no requieran demandar atención". Las rutinas bien establecidas —como juegos, comida y descanso a horas fijas— reducen notablemente los comportamientos indeseados.

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Ofrecer a los animales una rutina sólida no solo facilita la convivencia, sino que también fortalece el vínculo con sus cuidadores. Se trata de proporcionarles un entorno donde sepan qué esperar en cada momento, minimizando su ansiedad y maximizando su bienestar.

Una compañía constante, incluso en el baño

Muchos propietarios reconocerán la escena de estar acompañados hasta en los momentos más íntimos. "¿Tú eres de esas personas que puede ir al baño tranquilo, o siempre tienes una compañía peluda al lado con su colita moviéndose?", plantea Nicole. Esta conducta responde al deseo del gato de mantener contacto con su humano, sobre todo en los momentos en que percibe mayor cercanía emocional.

Estas situaciones aparentemente anecdóticas son reflejo de una relación donde el animal busca espacios seguros y afectivos. Si, además, ha obtenido en el pasado alguna recompensa en esos contextos —como caricias o palabras amables—, tenderá a repetir la conducta.

Ignorar también es una estrategia

La clave, según Nicole, reside en ignorar la conducta cuando se vuelve excesiva y actuar antes de que el gato la inicie. "Lo que ha funcionado conmigo y con muchos otros clientes es anticiparse a esa conducta de maullido excesivo", explica. Esto implica observar, entender y prever.

Con paciencia y consistencia, es posible reeducar al animal. La etóloga insiste en que no se trata de castigar, sino de evitar reforzar un comportamiento que puede convertirse en molesto. La constancia, en este caso, será tan importante como la ternura.