Qué es el 'dry begging' y por qué puede acabar destrozando tu relación de pareja: "No se puede leer la mente"
Una conducta pasivo-agresiva, cada vez más habitual, está poniendo a prueba la comunicación en muchos vínculos sentimentales. Psicólogos advierten de sus efectos y de lo fácil que es pasarla por alto
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No hace falta gritar para herir. Tampoco hace falta pedir directamente algo para que el otro se sienta presionado. Eso es precisamente lo que ocurre con el dry begging, un patrón de comportamiento cada vez más habitual en las relaciones sentimentales que los terapeutas comienzan a señalar como una amenaza silenciosa para la estabilidad emocional de las parejas.
El término hace referencia a una forma de manipulación emocional pasivo-agresiva. A diferencia de una petición directa, el dry begging se basa en lanzar indirectas, mostrar vulnerabilidad o insinuar necesidades sin verbalizarlas de forma clara. Frases como “supongo que me tocará a mí otra vez poner la lavadora” o “la mayoría estaría feliz de tener a alguien que hiciera eso por ellos” son ejemplos típicos. El terapeuta británico Darren Magee explica en uno de sus vídeos que este comportamiento “funciona explotando las señales emocionales o sociales, sin hacer una petición directa”. En sus palabras, el objetivo es generar una “sensación de obligación en los demás” apelando a su culpa o necesidad de cuidar.
No siempre se hace con mala intención, según aclara Aerial Cetnar, terapeuta. Muchas personas recurren al dry begging por miedo al rechazo o porque creen que una insinuación es más fácil de sobrellevar si no es correspondida que una negativa directa. Sin embargo, cuando este patrón se repite o se utiliza de forma consciente, puede convertirse en una herramienta de manipulación. Magee advierte en un artículo de The New York Post que “los narcisistas suelen tener una imagen frágil de sí mismos y evitan pedir ayuda directamente para no parecer vulnerables o dependientes. El dry begging les permite mantener su sensación de superioridad sin mostrar debilidad”.
La clave está en aprender a expresar las necesidades de forma directa, sin recurrir a juegos emocionales
El principal problema es la falta de comunicación clara y directa, lo que lleva a malentendidos, resentimientos acumulados y, en última instancia, rupturas. Como señalan expertos del Bay Area Cognitive Behavioural Therapy Center, cuando una pareja recurre sistemáticamente a este tipo de estrategias, se crea un ambiente cargado de reproches encubiertos y emociones no expresadas. Una usuaria en Reddit reaccionó al descubrir el término: “¡Esperad, ¿que esto tiene nombre?!”. Su sorpresa refleja lo común que puede ser esta conducta sin que las personas sean plenamente conscientes de ella.
Cómo evitarlo
El primer paso, como explican Magee y Cetnar, es detectar si este patrón existe en la relación y si se repite. Si uno de los dos se siente constantemente obligado a interpretar indirectas, puede ser momento de hablarlo. Los expertos recomiendan entablar una conversación calmada, evitando los reproches, y establecer límites sanos.
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La clave está en aprender a expresar las necesidades de forma directa, sin recurrir a juegos emocionales. Si esto resulta difícil, la terapia de pareja puede ser una herramienta eficaz. “No se puede leer la mente”, recuerda Magee. Intentar que el otro adivine lo que uno necesita no solo es injusto, sino que puede erosionar el vínculo. Las parejas más sanas no son las que no discuten, sino las que se comunican con honestidad, respeto y claridad. Y el dry begging, aunque suene inofensivo, es todo lo contrario a eso.
No hace falta gritar para herir. Tampoco hace falta pedir directamente algo para que el otro se sienta presionado. Eso es precisamente lo que ocurre con el dry begging, un patrón de comportamiento cada vez más habitual en las relaciones sentimentales que los terapeutas comienzan a señalar como una amenaza silenciosa para la estabilidad emocional de las parejas.