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Alexandra Henríquez, ginecóloga: "Le tenemos que dar mucha importancia a los mil primeros días de vida del niño"
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Alexandra Henríquez, ginecóloga: "Le tenemos que dar mucha importancia a los mil primeros días de vida del niño"

La ginecóloga ha compartido un consejo muy importante con sus seguidores a través de un vídeo de TikTok

Foto: Laura Henriquez (@dra.alexandra.henriquez)
Laura Henriquez (@dra.alexandra.henriquez)

Alexandra Henríquez, ginecóloga especializada en salud femenina y desarrollo infantil, ha lanzado un mensaje contundente sobre una etapa vital que, a menudo, pasa desapercibida: los mil primeros días de vida de un niño. Este periodo, que incluye desde la gestación hasta los dos años, es decisivo para su bienestar futuro.

Según la experta, no se trata únicamente de prestar atención al nacimiento y a los primeros meses, sino de extender ese cuidado desde la concepción. “Le tenemos que dar mucha importancia a los mil primeros días de vida del niño”, afirma. Es en esa franja cuando se establecen las bases de muchos aspectos relacionados con la salud a largo plazo, tanto a nivel físico como neurológico.

Impacto duradero desde la gestación

“Se tiene que incluir el embarazo y los dos primeros años”, insiste Henríquez, subrayando que cualquier alteración en este periodo puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades en la etapa adulta. Las condiciones ambientales, nutricionales o emocionales que rodean a la madre gestante influyen directamente sobre el desarrollo del bebé.

“El óvulo del cual yo nací se empezó a formar en el útero de mi abuela”

La ginecóloga va más allá al abordar la dimensión transgeneracional del embarazo. Explica que ciertos efectos pueden heredarse incluso desde generaciones anteriores debido a la epigenética. “El óvulo del cual yo nací se empezó a formar en el útero de mi abuela”, apunta, sugiriendo que los factores que afectaron a esa abuela durante su embarazo podrían tener consecuencias hoy.

Consecuencias epigenéticas y medioambientales

Henríquez destaca el papel de los disruptores endocrinos, sustancias químicas presentes en el entorno que pueden alterar el equilibrio hormonal. La exposición a estos compuestos durante el embarazo puede desencadenar cambios epigenéticos, es decir, modificaciones en la forma en la que se expresan ciertos genes, sin alterar el ADN.

“Yo puedo heredar esa información de un embarazo traumático o un embarazo con un impacto de disruptores endocrinos”, explica la experta. Estas alteraciones pueden manifestarse incluso décadas después, dando lugar a enfermedades crónicas, trastornos del desarrollo o problemas de fertilidad.

Prevención desde el origen

La ginecóloga pone el foco en la prevención como estrategia clave. Proteger ese periodo desde antes del nacimiento implica no solo una atención médica adecuada, sino también políticas públicas que promuevan entornos saludables y apoyo emocional para las mujeres embarazadas. “Hay que proteger esos mil primeros días”, concluye.

Las palabras de Henríquez invitan a reflexionar sobre cómo una intervención temprana puede mejorar significativamente la calidad de vida de las generaciones futuras. Reforzar el acompañamiento médico, cuidar la alimentación y minimizar la exposición a toxinas resultan acciones fundamentales durante esta etapa decisiva.

Alexandra Henríquez, ginecóloga especializada en salud femenina y desarrollo infantil, ha lanzado un mensaje contundente sobre una etapa vital que, a menudo, pasa desapercibida: los mil primeros días de vida de un niño. Este periodo, que incluye desde la gestación hasta los dos años, es decisivo para su bienestar futuro.

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