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El truco con bicarbonato que está revolucionando el cuidado de las plantas de interior, según una ingeniera agrónoma
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CUIDADO DE LAS PLANTAS

El truco con bicarbonato que está revolucionando el cuidado de las plantas de interior, según una ingeniera agrónoma

El bicarbonato, aplicado con cuidado, se convierte en un aliado eficaz para mantener sanas las plantas de interior

Foto: Las mejores plantas de interior (Freepik)
Las mejores plantas de interior (Freepik)

El bicarbonato de sodio, habitual en la cocina, ha empezado a ocupar un lugar destacado en el mundo de la jardinería doméstica. Su uso en plantas de interior no es fruto de una moda pasajera: según explica una ingeniera agrónoma, puede ayudar a prevenir enfermedades causadas por hongos, siempre que se aplique con criterio. Alterar el pH de las hojas crea un entorno menos propicio para la proliferación fúngica. Eso sí, cualquier exceso puede traducirse en quemaduras o desequilibrios en el sustrato. La clave está en la moderación.

Aplicación segura y efectiva

Preparar una solución antifúngica con bicarbonato resulta sencillo y económico. Basta con disolver una cucharadita en un litro de agua y añadir unas gotas de jabón neutro para que se adhiera mejor a la superficie vegetal. Esta mezcla se pulveriza sobre las hojas una vez por semana, evitando las horas centrales del día. Es eficaz frente a hongos como el oídio o el mildiu, especialmente si se detectan en fases iniciales. No sustituye tratamientos convencionales, pero puede complementarlos en momentos críticos.

Beneficios adicionales poco conocidos

Más allá de su efecto antifúngico, el bicarbonato también puede actuar como barrera frente a algunas plagas. Al modificar el pH, las hojas resultan menos apetecibles para insectos como pulgones o cochinillas. Otro uso frecuente es el control de olores en macetas, sobre todo en interiores con poca ventilación. Espolvorear una pequeña cantidad sobre la tierra puede neutralizar los malos olores. Eso sí, se recomienda hacerlo con precaución y no más de una vez al mes, para no alterar la composición del suelo.

Antes de aplicar cualquier preparado de forma generalizada, conviene hacer una prueba en unas pocas hojas y observar cómo reacciona la planta. Si aparecen manchas o zonas amarillas, es mejor reducir la dosis o espaciar las aplicaciones. La acumulación de sodio en el sustrato puede ser perjudicial a largo plazo. Como alternativa menos agresiva, algunos expertos sugieren el uso de bicarbonato de potasio, más respetuoso con la planta a partir de ciertas concentraciones. En jardinería, lo sencillo puede funcionar, pero solo si se hace bien.

El bicarbonato de sodio, habitual en la cocina, ha empezado a ocupar un lugar destacado en el mundo de la jardinería doméstica. Su uso en plantas de interior no es fruto de una moda pasajera: según explica una ingeniera agrónoma, puede ayudar a prevenir enfermedades causadas por hongos, siempre que se aplique con criterio. Alterar el pH de las hojas crea un entorno menos propicio para la proliferación fúngica. Eso sí, cualquier exceso puede traducirse en quemaduras o desequilibrios en el sustrato. La clave está en la moderación.

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