"Lo siento por los sevillanos": un 'influencer' compara la Feria de Sevilla con San Isidro y desata el debate en redes

“Lo siento por la Feria de Sevilla y por los sevillanos”. Así comienza el vídeo que ha convertido al tiktoker Noel Harcajada en el epicentro de una discusión acalorada entre madrileños y sevillanos. Con más de 260.000 seguidores en su cuenta @noelhorcajadaa, este creador de contenido ha aprovechado las fiestas de San Isidro para compartir su experiencia... y su opinión. “Como madrileño tengo que decir que no hay nada como Madrid”, contaba.

Su vídeo, con frases como “te vistes de chulapo y vas guapísimo”, repasa los clásicos de la gastronomía castiza. Desde gildas “gigantes a cuatro euros” hasta rosquillas de todos los sabores —incluidas de Oreo y Lotus—, Harcajada se lanzó a una ruta culinaria que, según sus palabras, sabe “a feria, a castizo y a maní”. Las imágenes muestran su entusiasmo ante el ambiente festivo, pero también dejaron clara su preferencia: “Aquí no tienes que pagar para entrar a una caseta”, dijo, en clara referencia a la Feria de Sevilla, que este año se ha celebrado a la vez que el primer fin de semana de San Isidro.

Los comentarios no se hicieron esperar. Muchos usuarios, sobre todo sevillanos, se mostraron indignados por la comparación. Frases como “San Isidro es bastante cutre y no pasa nada porque la gente se lo pasa bien y es lo importante pero no nos vengamos tan arriba” o “San Isidro sin TikTok no existiría” pueden leerse en la sección de comentarios.

A pesar de las críticas, el influencer dejó claro que no es ajeno al sur: “Amo Sevilla y me encanta la Feria”, aseguró, pero insistió en que no hace falta ir de punta en blanco para disfrutar de San Isidro. “Aquí no te tienes que arreglar necesariamente”, explicó mientras mostraba su look chulapo, entre bocados de rosquilla de limón —su favorita— y recuerdos del colegio.

El recorrido no terminó en los dulces. Harcajada también se lanzó a por un bocadillo de pincho moruno —“ocho pavos de bocadillo, pero está buenísimo”—, rechazando los clásicos entresijos con un: “En esto no soy buen madrileño”. Y como broche final, se marchó al concierto de La Húngara, dejando claro que su San Isidro tiene poco que envidiar a ninguna otra fiesta.

El debate entre tradiciones está servido: ¿Opinión festiva o una afrenta a las raíces culturales de cada provincia?.