Tracey Marks, psiquiatra: "La hipocondría se ha dividido en dos trastornos: el de síntomas somáticos y el de ansiedad por enfermedad"
Aunque recibir confirmación de que uno está sano puede aliviar momentáneamente, esa tranquilidad es efímera, porque la ansiedad pronto regresa
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La hipocondría ya no se llama así: ahora los profesionales de la salud mental la dividen en dos categorías clínicas diferenciadas. Así lo explica la psiquiatra Tracey Marks en su canal de YouTube, donde analiza qué ocurre cuando la preocupación por la salud se convierte en un problema en sí misma. "La hipocondría se ha dividido ahora en dos trastornos: el de síntomas somáticos y el de ansiedad por enfermedad", resume la doctora estadounidense, que suma más de un millón de seguidores en su canal divulgativo.
La ansiedad por la salud, el término que prefiere usar Marks por su carácter más descriptivo, es un trastorno en el que el miedo a estar enfermo se vuelve paralizante. Las personas que lo padecen experimentan una hipersensibilidad a las señales del cuerpo, temiendo constantemente tener una enfermedad grave, a pesar de las pruebas médicas que indican lo contrario.
Según la psiquiatra, aunque muchas personas reconocen que sus temores son exagerados, "no pueden romper con ese ciclo de miedo". Esta ansiedad lleva a realizar conductas repetitivas que alimentan el problema: desde buscar síntomas en internet hasta acudir con frecuencia al médico, pedir opinión a familiares o escanear el propio cuerpo en busca de señales.
El problema no es la enfermedad
Tracey Marks insiste en que el núcleo del problema no está en la enfermedad que temen tener, sino en la ansiedad que no saben controlar. "La clave es entender que lo que hay que tratar es la ansiedad desbordada, no encontrar una prueba definitiva de que no tienes nada", explica. Aunque recibir confirmación de que uno está sano puede aliviar momentáneamente, esa tranquilidad es efímera, porque la ansiedad pronto regresa.
Eso no significa ignorar los síntomas físicos. La doctora aclara que siempre es necesario descartar causas médicas reales. Sin embargo, en los casos de ansiedad por la salud, las pruebas suelen haberse repetido muchas veces y los diagnósticos médicos siguen sin mostrar ninguna patología grave.
Una solución eficaz: la terapia cognitivo-conductual
El tratamiento más eficaz para este trastorno, según ella, es la terapia cognitivo-conductual (TCC), que permite al paciente enfrentarse a sus miedos y cambiar las conductas que refuerzan su ansiedad. Y hay buenas noticias: un ensayo clínico realizado en Suecia demostró que la TCC en formato online —con ejercicios autónomos y mínimo contacto con un terapeuta— es tan eficaz como la terapia presencial tradicional.
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Este enfoque, aún no disponible a gran escala, promete democratizar el acceso al tratamiento. Según Marks, es un modelo híbrido que combina la autoayuda con el apoyo profesional. "El primer paso para avanzar en la práctica clínica es demostrar que esta terapia es igual de efectiva", señala.
Técnicas que puedes empezar a usar hoy
Mientras llegan estos programas, la psiquiatra comparte algunas estrategias que pueden servir como primer paso. Una de las más útiles es la meditación mindfulness diaria, durante al menos 10 minutos, para aprender a convivir con las emociones sin juzgarlas ni intentar suprimirlas. "Cuanto más cómodo estés con tus emociones, menos poder tendrán sobre ti", afirma.
También es útil practicar la llamada prevención de respuesta, es decir, resistirse a realizar las acciones que alimentan la ansiedad. Esto incluye reducir las búsquedas en internet, dejar de pedir tantas veces opinión a los demás o limitar la autoexploración física. La clave está en identificar los comportamientos repetitivos y tratar de postergarlos o disminuir su frecuencia de forma consciente.
Exposición progresiva: el paso definitivo
Otra herramienta clave es la exposición gradual a las situaciones que provocan ansiedad, tanto reales como imaginadas. Al enfrentarse a ellas sin recurrir a los mecanismos de alivio, el cuerpo y la mente se habitúan a la incomodidad, reduciendo con el tiempo su impacto. Este proceso se conoce como habituación y es el paso decisivo para romper el vínculo entre la ansiedad y las sensaciones físicas.
Marks advierte que este tipo de ejercicios es mejor realizarlos bajo la supervisión de un terapeuta, aunque incluso el modelo online demostró que no es necesario un acompañamiento constante para que funcionen. Su mensaje final es claro: "Usar el mindfulness a diario y cambiar cómo respondes a los desencadenantes es un muy buen primer paso".
La hipocondría ya no se llama así: ahora los profesionales de la salud mental la dividen en dos categorías clínicas diferenciadas. Así lo explica la psiquiatra Tracey Marks en su canal de YouTube, donde analiza qué ocurre cuando la preocupación por la salud se convierte en un problema en sí misma. "La hipocondría se ha dividido ahora en dos trastornos: el de síntomas somáticos y el de ansiedad por enfermedad", resume la doctora estadounidense, que suma más de un millón de seguidores en su canal divulgativo.