Las 5 variedades de tomates que mejor crecen en macetas (y que casi nadie cultiva)

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Cultivar tomates en macetas puede ser una opción mucho más productiva de lo que parece, siempre que se elijan las variedades adecuadas. No hace falta disponer de un jardín: un balcón, una terraza o incluso una simple esquina soleada son suficientes para empezar. Algunos tipos de tomate, poco habituales en los huertos domésticos, destacan por su resistencia, su capacidad para adaptarse a espacios pequeños y su alto rendimiento. Son plantas que crecen bien en jardineras y recipientes reciclados, y que pueden dar fruto en apenas dos meses. Además, muchas superan los cien tomates por temporada.

Variedades ideales para espacios pequeños

Entre las más recomendables está la variedad Sungold, conocida por su sabor dulce, su color naranja y su rapidez para madurar. También destaca Super Sweet 100, que produce racimos de tomates pequeños durante toda la temporada si se le proporciona una buena estructura de apoyo. Para quienes prefieren un uso culinario más amplio, Little Napoli es ideal: da tomates carnosos en forma de pera, ideales para preparar salsas o conservas. Esta última, además, apenas supera los 60 centímetros de altura, lo que facilita su cultivo en recipientes pequeños.

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El Confidencial

Otras opciones menos conocidas, pero igualmente interesantes, son Lizzano y Bush Early Girl. La primera es perfecta para macetas colgantes, ya que sus ramas tienden a caer hacia los lados mientras produce tomates cherry dulces. Su resistencia a enfermedades como el tizón tardío la convierte en una apuesta segura. En cuanto a Bush Early Girl, sorprende por dar tomates medianos —de unos 10 centímetros— en plantas que apenas alcanzan los 45 cm de altura. Ambas permiten disfrutar de una cosecha abundante sin necesidad de un gran espacio.

Un huerto urbano sin complicaciones

Apostar por estas cinco variedades es una forma práctica de aprovechar cualquier rincón soleado y convertirlo en una fuente constante de tomates sabrosos. Las macetas ofrecen muchas ventajas: se pueden mover según la luz, permiten controlar mejor el riego y ayudan a evitar algunas plagas. Cultivar tus propios tomates no solo aporta sabor y color a la cocina, sino también una cierta satisfacción personal. Elegir bien la variedad es el primer paso para que un pequeño cultivo urbano se convierta en todo un éxito.