Es noticia
Nazareth Castellanos, neurocientífica: “Las personas que toman de forma regular comida basura aumentan la probabilidad de mayor ansiedad”
  1. Alma, Corazón, Vida
Bienestar emocional

Nazareth Castellanos, neurocientífica: “Las personas que toman de forma regular comida basura aumentan la probabilidad de mayor ansiedad”

La alimentación y el estado emocional están más relacionados de lo que se creía hasta hace unos años, y hoy la ciencia empieza a demostrarlo con claridad

Foto: Nazareth Castellanos, doctora en Neurociencia por la Universidad Autónoma de Madrid y licenciada en Física Teórica.(LinkedIn)
Nazareth Castellanos, doctora en Neurociencia por la Universidad Autónoma de Madrid y licenciada en Física Teórica.(LinkedIn)

La alimentación y el estado emocional están más relacionados de lo que se creía hasta hace unos años, y hoy la ciencia empieza a demostrarlo con claridad. Lejos de ser un simple combustible para el cuerpo, lo que comemos condiciona cómo nuestra salud mental. Así lo advierte la neurocientífica española Nazareth Castellanos, quien subraya que ciertos hábitos alimentarios, especialmente aquellos relacionados con el consumo de comida ultraprocesada, podrían influir directamente en el desarrollo de problemas como la ansiedad o la depresión.

Castellanos, doctora en Neurociencia por la Universidad Autónoma de Madrid y licenciada en Física Teórica, es una de las investigadoras más activas en el campo de la divulgación científica sobre la conexión entre cuerpo y mente. En su reciente intervención en el pódcast de la instructora de yoga Xuan Lan, la experta explicó que la dieta tiene una repercusión mucho más profunda de lo que tradicionalmente se ha creído. Aunque tradicionalmente la alimentación se ha vinculado sobre todo con la salud física, hoy existe un consenso creciente sobre su influencia en el estado mental.

Cómo influye la comida en nuestro ánimo

Uno de los puntos centrales en el estudio científico es el papel de la microbiota intestinal, una población de microorganismos que habita en el sistema digestivo y que tiene la capacidad de modificar incluso el funcionamiento cerebral. La comunidad científica lleva años estudiando su vínculo con el sistema inmune y endocrino, pero ahora se sabe que también impacta directamente sobre el sistema nervioso.

Castellanos destaca que este efecto se produce a través del nervio vago, una estructura que conecta el intestino con el cerebro y que actúa como una vía de comunicación bidireccional. “Lo que está sucediendo en esa población de microorganismos, que es la microbiota en el intestino, es que se ha visto que influye en la dinámica cerebral de las estructuras que están involucradas en el aprendizaje, la memoria y el estado de ánimo”, explicó.

Foto: Aurelio Rojas (Instagram: @doctorrojass)

La composición de la microbiota es única en cada persona, y está determinada tanto por factores genéticos como por el entorno, el uso de medicamentos y, de forma especialmente significativa, por la dieta. Lo que comemos moldea la microbiota. En este sentido, la neurocientífica advirtió de los efectos negativos de una alimentación basada en productos ultraprocesados, altos en azúcares refinados, grasas saturadas, sal y aditivos artificiales. En su intervención afirmó con claridad que “las personas que toman de forma regular comida basura —que en el campo científico se definiría como aquella comida que está procesada, alto contenido en azúcares, bebidas enlatadas, aperitivos salados—, pues esto aumenta la probabilidad de alteraciones en la salud mental, mayores procesos de ansiedad; se ha relacionado y se está estudiando la influencia en procesos depresivos”.

Este tipo de alimentación no solo tiene consecuencias metabólicas, sino que repercute directamente en estructuras cerebrales relacionadas con el bienestar emocional. Por ello, insiste en que cuidar lo que comemos no debe entenderse únicamente como un gesto de prevención de enfermedades físicas, sino también como una herramienta clave para mantener una buena salud psicológica: “Cuidar lo que comemos es también cuidar nuestra psicología”, señaló con rotundidad.

Harvard explica que “la microbiota estimula el sistema inmunológico, descompone compuestos alimentarios potencialmente tóxicos y sintetiza ciertas vitaminas y aminoácidos”. Y añade que el tipo de bacterias presentes en el intestino cambia según lo que comemos, lo que refuerza la idea de que una dieta equilibrada podría tener un impacto directo sobre el equilibrio emocional y la prevención de trastornos del estado de ánimo.

Castellanos también hace especial hincapié en la importancia de vigilar la dieta en etapas clave del desarrollo, como la infancia y la adolescencia, donde el cerebro y el sistema nervioso están en pleno proceso de maduración. La conexión entre dieta, microbiota y salud mental puede ser especialmente relevante en estos momentos, tanto para la prevención de trastornos como para la promoción de una buena autorregulación emocional.

La alimentación y el estado emocional están más relacionados de lo que se creía hasta hace unos años, y hoy la ciencia empieza a demostrarlo con claridad. Lejos de ser un simple combustible para el cuerpo, lo que comemos condiciona cómo nuestra salud mental. Así lo advierte la neurocientífica española Nazareth Castellanos, quien subraya que ciertos hábitos alimentarios, especialmente aquellos relacionados con el consumo de comida ultraprocesada, podrían influir directamente en el desarrollo de problemas como la ansiedad o la depresión.

Salud Salud mental Dietas
El redactor recomienda