El mejor alimento con zinc para dormir como un bebé: también vinculado a estudios sobre el Alzheimer

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Dormir bien no siempre es fácil. El estrés, los horarios irregulares, la exposición a pantallas y una dieta desequilibrada son algunos de los factores que afectan a la calidad del sueño. Según la Sociedad Española de Neurología, entre un 20 y un 48% de la población adulta española sufre "dificultad para iniciar o mantener el sueño". Esta dificultad para descansar adecuadamente no solo reduce la concentración y el rendimiento diario, sino que también se asocia con un mayor riesgo de hipertensión, diabetes tipo 2 o deterioro cognitivo.

Aunque existe una variedad de tratamientos farmacológicos, la investigación científica ha centrado parte de su atención en soluciones naturales. Uno de los ingredientes más valorados es una semilla rica en zinc, triptófano y magnesio, que lleva décadas utilizándose en remedios tradicionales para el insomnio: las semillas de calabaza. Estos pequeños frutos secos contienen nutrientes que, según varios estudios llevados a cabo en los últimos años, podrían favorecer el sueño reparador y reducir los despertares nocturnos.

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Estudios que las vinculan al descanso y la función cognitiva

Una investigación publicada el año pasado en el International Journal of Research Publication and Reviews por investigadores del Ideal Institute of Pharmacy (centro asociado a la Universidad de Bombay en India) analizó la composición nutricional de las semillas de calabaza y confirmó su riqueza en zinc, magnesio y triptófano, tres compuestos esenciales para el descanso. El estudio concluye que los beneficios nutricionales y medicinales de las semillas de calabaza las convierten en un alimento con potencial para tratar trastornos del sueño y otras dolencias asociadas.

Además, en otro estudio de 2023 también elaborado en India y publicado en el International Journal of Nursing and Medical Research, pacientes con Alzheimer que consumieron bolas elaboradas con semillas de calabaza dos veces al día durante tres meses mostraron una mejora significativa en su calidad de sueño, en comparación con el grupo de control. Según los autores, el triptófano presente en estas semillas favorece la producción de melatonina, hormona que regula el ciclo sueño-vigilia, entre otros elementos potencialmente beneficiosos para pacientes con Alzheimer.

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Y es que, más allá del sueño, también existen indicios sobre su impacto en la salud cerebral. Su perfil nutricional ha sido vinculado a beneficios para la función cerebral, con especial interés en el ámbito de la prevención del deterioro neurológico asociado a la edad, gracias a su combinación de antioxidantes, ácidos grasos y minerales.

Además de sus posibles beneficios en trastornos neurológicos, estas semillas también aportan cerca de 8 mg de zinc por cada 100 g, lo que las convierte en una fuente destacada de este mineral esencial. El zinc está implicado en funciones clave del sistema inmunitario, la síntesis de proteínas y el equilibrio del sistema nervioso, por lo que su consumo adecuado podría ayudar a regular procesos fisiológicos vinculados al sueño.

Eso sí, como todo en la vida y pese a sus múltiples beneficios, hay que tener cuidado de no abusar, ya que el exceso podría ser contraproducente, y al fin y al cabo son calóricas y ricas en grasas y proteínas. Basta con consumir un puñado al día, preferiblemente crudas o ligeramente tostadas, para beneficiarse de su perfil nutricional: los expertos suelen recomendar como máximo unos 30 gramos diarios.